Katerina y María, la vida secreta de las hijas de Putin sancionadas por EE.UU.
La ley del silencio rige sobre el paradero de las jóvenes de 35 y 36 años, que se enfrentan a una congelación de sus activos y la prohibición de viajar
Las últimas imágenes públicas de Vladímir Putin con sus dos hijas Katerina y María se remontan a 2002. Pocos detalles se pueden extraer de ellas no solo por la antigüedad de las mismas, sino porque las dos aparecen de espaldas en un barco, durante unas vacaciones. Los servicios de seguridad rusos se han esforzado con esmero en proteger sus identidades y cuesta recabar información sobre cómo viven el día a día, aunque no hay duda de que a partir de ahora será más complicado después de que sus nombres se hayan incluido en la lista de sancionados por EE.UU. por la invasión de Ucrania. Deben asumir una congelación de sus activos, así como prohibiciones de viaje.
Katerina y María son fruto del matrimonio del presidente ruso y la exazafata de la aerolínea estatal Aeroflot Lyudmila Putina. Su unión duró más de tres décadas y en 2013 firmaron el divorcio, convirtiéndose en el primer líder ruso en divorciarse desde Pedro el Grande en 1698. Vladímir Putin siempre ha esquivado las preguntas sobre su vida personal y familiar. «La sociedad tiene derecho a saber cómo viven las figuras públicas. Pero incluso en este caso, hay un límite: la vida privada, que nadie tiene derecho a traspasar», declaró en una ocasión.
Mariya Vorontsova nació en 1985 en Leningrado (actual San Petersburgo) y estudió en un colegio alemán. Se licenció en Medicina por la Universidad Estatal de Moscú, especializándose en Endocrinología pediátrica. Es una de las principales expertas en enanismo del país y coautora de un libro sobre el retraso en el crecimiento de los niños. Su nombre figura asociado al Centro de Investigación de Endocrinología de Moscú, donde trabaja como investigadora.
A nivel sentimental, se casó con el holandés Jorrit Faassen, antiguo ejecutivo de la compañía de gas rusa Gazprom y de Stroytransgaz, fabricante de tuberías. Se cree que son padres de dos hijos y según las últimas informaciones, se separaran el pasado marzo.
Katerina Tikhonova (usa el apellido de su abuela) nació en Dresde el 31 de agosto de 1986, mientras Putin trabajaba en Alemania como espía de la KGB. Se matriculó en la Universidad Estatal de San Petersburgo, donde estudió historia japonesa y se especializó en estudios orientales, aunque su futuro laboral no transcurriría por ese camino. Trabaja como física y matemática y su gran pasión es el baile acrobático de rock and roll. Gracias a las imágenes de sus concursos, cotejadas con imágenes de la web de la Universidad Estatal de Moscú donde trabaja, se pudo establecer en 2015 que era la hija de Putin.
En el 2018, se divorció de Kirill Shamalov, hijo de Nikolai Shamalov, un amigo de Putin con quien se casó muy joven. Su boda se celebró en una exclusiva estación de esquí cerca de San Petersburgo y varios testigos aseguraron que la pareja llegó en un trineo tirado por tres caballos blancos.
En Rusia circulan las especulaciones de que Putin tiene una tercera hija de 17 años, aún más secreta, fruto de un romance con Svetlana Krivonogikh, una limpiadora que se hizo rica en tiempo récord. El Kremlin negó su paternidad.