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El Ventorrillo Murciano

Vete de mi parte

El Ventorrillo Murciano y los secretos de la huerta prodigiosa

Situado en el cogollo del Madrid más castizo y profundo, se pueden degustar unas suculentas anchoas o un arroz a banda en su punto de cocción y sabor

La Región de Murcia presume de tener la mejor huerta de Europa. Y puede hacerlo por muchas razones. En nuestros viajes a Murcia hemos podido valorar, como se merece, la gastronomía potente y sabrosa de esta tierra bendita. Nuestro buen amigo, el recordado José Francisco Pérez Sánchez, que, aparte de gran árbitro, era un gourmet de categoría, nos descubrió los grandes secretos de esta huerta prodigiosa. Se nos fue para siempre hace unos años, pero sigo teniendo muy cercanos los recuerdos de aquellos banquetes murcianos en El Rincón de Pepe o El Hispano, templos ambos en su tiempo del buen comer de la Murcia de toda la vida.

En Madrid siempre ha tenido buena representación la cocina murciana de verdad, basada esencialmente en productos de huerta y arroces variados. Hace tiempo, la peña «Cabritos hasta la muerte», que se dedica a conocer los secretos gastronómicos de Madrid, celebró su reunión mensual en un restaurante murciano recomendado por David Lecanda, miembro de la peña. Tengo que decir que la elección no defraudó a nadie.

Pepe Domingo Castaño en El Debate

El Ventorrillo Murciano está en el cogollo del Madrid más castizo y profundo. El dueño, José María, es un personaje entrañable que nos recibió con una sonrisa y unos suculentos aperitivos de mojama, huevas y las clásicas almendras, todo ello acompañado por un excelente y muy potente vino murciano. Cuando nos sentamos, en un comedor muy coqueto y acogedor, empezaron a desfilar las especialidades de la casa.

Ensalada de El Ventorrilo murciano

Primero, unas anchoas de esas que ya quedan pocas en los restaurantes madrileños. Luego, una ensaladilla murciana hecha a conciencia. Estaba tan buena que repetimos. No podían faltar las croquetas, otra de las delicias de este precioso lugar que huele y sabe a Murcia. Y como remate a este magnífico preludio de sabores, el arroz, dueño y señor de la carta en todas sus variedades. Elegimos dos arroces entre la gran variedad que tienen como santo y seña. El arroz a banda estaba como tiene que estar, ni muy pasado ni muy tierno, exactamente en su punto de cocción y sabor. Y como fin de fiesta, un arroz extraordinario de caracoles y conejo, de esos que te obligan a darle gracias a la vida por permitirte disfrutar de estos manjares. También repetimos este último arroz hasta que nuestro estómago dijo basta. Hay muchos más en la carta, la típica paella, el arroz con bogavante, el arroz negro, el arroz de verduras, pero lo dejamos para una nueva visita a este lugar que ya está entre nuestros favoritos y al que volveremos muy pronto.

Creo que se merece que lo conozcan si alguna vez se acercan a la calle Tres Peces en el Madrid de toda la vida. José María les recibirá encantado, sobre todo si van de nuestra parte.