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Carlos Fitz-James Stuart y Martínez

La casa de Alba entra en el metaverso

«Estoy muy ilusionado con este nuevo proyecto»

Carlos Fitz-James Stuart, XIX duque de Alba, ha dado un paso más allá en sus principios por conservar, mantener, compartir y agrandar el exquisito legado heredado de sus antecesores. El duque ha introducido a la Casa Nobiliaria –viva– más antigua e importante de Europa en el metaverso. Aún no le han creado un avatar, ni a sus hijos; Fernando –el delfín y duque de Huéscar– y Carlos –duque de Osorno–, pero todo se andará. Y si Cayetano, el hermano pequeño y díscolo, cuando se entere hoy de esta incursión en el mundo virtual, seguro que el duque será tajante y responderá como me dijo en una ocasión: «Que él opine de lo suyo, de lo mío no tiene absolutamente nada que ver», pero seguro, dado «el cariño que le tiene a la Casa y al trato cordial» que estará conforme.

Es curioso que una de las familias más antiguas del mundo, que vive rodeada por más de trescientas obras de Goya, Rubens, Renoir o Zuloaga, amén de tapices, esculturas o mobiliario, repartidas por los diecisiete salones del palacio de Liria, haya sido la primera en participar en el metaverso, en la tecnología blockchain y en los formatos NFT. Si algo que una mente analógica no es capaz de entender, el duque de Alba y especialmente su heredero, Fernando –que presentará la aventura espacial de Alba en el foro de Davos–, son los que más la apoyan y están «fascinados».

El duque firmando el documento

Del duque de Huéscar se entiende porque es nativo digital, pero de Carlos Fitz-James sorprende «estoy muy ilusionado con el proyecto. Yo he sido el que he dicho que se investigase en los NFT porque me interesaba probar y es un nuevo mundo». El duque de Alba está inmerso en los ambientes artísticos, como comprador y como amante de la cultura y, además, es un hombre inquieto en todo lo nuevo.

Lee, investiga y se interesa. Por ejemplo, ha sido de las primeras personas en España que ha apostado por las energías renovables en el campo. El duque es productor de energía limpia en su finca andaluza: «Tengo tres instalaciones: una termosolar, otra fotovolcáica y la última que puse fue eólica». De ahí que me guste llamarle, con cariño, respeto y admiración, el duque verde, que sé que es un título ecológico apodado por mí, que le complace.

Pedro Sandoval y Emilio Ramírez durante la rueda de prensa

En sus diez años al frente de la Casa, la ha puesto en el siglo XXI abriendo sus palacios a visitas guiadas, a las energías renovables, a exhibiciones, a la restauración de ciento cincuenta cuadros y a la creación de la marca Casa de Alba para comercializar las viandas que se producen en sus propiedades. Es la versión española de lo que hace en Inglaterra el duque de Gales. «Estamos manteniendo el patrimonio y lo hemos abierto porque en la Casa tenemos joyas únicas. ¿Quién tiene veintiuna cartas de Cristóbal Colón? Nadie, tan solo el archivo de Indias y tienen menos». Y como el duque es consciente de esta realidad y ante el ingente patrimonio que podían haber llevado al metaverso, él fue quien decidió que fuera una de las cartas del descubridor del Nuevo Mundo el que, quinientos años después, sea también quién les descubra a los Alba el nuevo mundo virtual. «He participado de forma activa en que fuera esta carta de Colón la que nos introdujese en el metaverso. Esta carta es la que les escribe el navegante a los Reyes Católicos explicándoles su viaje. Sin ella no se entendería el descubrimiento de América».

El hijo mayor del duque de Alba, Fernando, que trabaja en un banco suizo, es el que llevará el peso de esta aventura espacial y al benjamín, Carlos, le tiene muy involucrado en el tema de la marca Casa de Alba y me avanzan que después del verano nos anunciarán sorpresas. Los jamones, el aceite o los turrones todos salen de las fincas propiedad de los Alba.

Emilio Ramírez, Carlos Moreno y Pedro SandovalCarmen Duerto

El duque y su familia tienen el privilegio de disfrutar a solas del primer dibujo de América hecho por Cristóbal Colón o pueden leer la lista escrita de su puño y letra de los navegantes que acompañaron al genovés en su descubrimiento. Saben que cuentan con algo realmente emocionante y único, como también lo es la Biblia de Alba. En este palacio que habita, donde hoy se abre al mundo espacial del metaverso, vive rodeado de su pequeño Versalles con las pérgolas de glicinias blancas que esta mañana de primavera están preciosas, igual que los laberintos de boj y las praderas impolutas que brillan por la lluvia que ha caído. No me quiero ir de este paraíso y lo digo, pero sin ningún éxito…

Cuando el reloj de la sala de baile marca las doce y seis minutos del mediodía, cual Cenicienta matinal es hora de desaparecer, porque en Liria el tiempo lo marcan los relojes que rivalizan con los del cercano palacio real. De hecho, comparten el mismo conservador, aunque desde aquí, desde El Debate, le voy a dar un disgusto al duque y al relojero real / ducal, porque no todos funcionan. Me he fijado que el que está enfrente de la capilla, en la planta baja del palacio y camino de la salida, estaba parado marcando las cuatro de la tarde.

El primer documento histórico en convertirse en NFT

La fundación Casa de Alba, con Carlos Fitz-James Stuart, duque de Alba a la cabeza, acaba de presentar en su residencia, el palacio de Liria en Madrid, el primer NFT basado en una carta de 1501 de Cristóbal Colón a los Reyes Católicos y que es propiedad de Alba. Un documento valorado por Christie´s en 100 millones de dólares. La creación virtual, de tres minutos de duración, es idea del artista Pedro José Sandoval y consiste en una animación en 3D que, gracias al apoyo de imágenes, esculturas y música, relata los avatares del genovés en sus viajes.

Es el primer NFT que una casa nobiliaria hace para el metaverso y los primeros que han podido verlo hemos sido un grupo de privilegiados convocados en el salón de baile del palacio de Liria y también los neoyorquinos que pasean por delante de la fachada del edificio que alberga el Nasdaq en Nueva York. Los siguientes afortunados serán los participantes de las conferencias de Davos y de ahí se abre al mundo.

Gracias a la tecnología de la plataforma WISe.Art, desarrollada por WISeKey y basada en la tecnología blockchain, se garantiza la autenticidad de las transacciones que se hagan cuando se puedan adquirir los NFT. «A día de hoy la Casa de Alba no se plantea una devolución crematística, pero sí que en su momento habrá un retorno económico que podrían ser más de ocho millones de euros cuando comiencen a venderlo». Aunque su creador, Pedro Sandoval eleva la cifra «es un NFT que estaría valorado entre 12 y 20 millones e incluso, podría llegar a los 80 millones de euros. Se ha hecho con un una base histórica que no tiene precio». Antes que eso ocurra o que pueda llegar a los Oscar del próximo año, se exhibirá en museos de todo el mundo con especial interés en Abu Dabi o el Smitson.