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El Príncipe Carlos, en la región de Cumbria, en el 50 aniversario de Tebay Services (estaciones de servicio), el pasado abrilGTRES

Las rarezas inconfesables del Príncipe Carlos, según un nuevo libro sobre los Windsor

La veterana periodista Tina Brown, una de las grandes expertas sobre la Familia Real británica, publica The Palace Papers

¿Queda algún chascarrillo o indiscreción por airear del Príncipe Carlos y la Familia Real británica, en general? No importa porque la fascinación que genera esta monarquía no conoce límites y el goteo de libros, series y películas se mantiene incesante, a sabiendas de que es una manera segura de hacer caja. La periodista Tina Brown, de 68 años, acaba de publicar The Palace Papers: Inside the House of Windsor, un libro de 600 páginas, que no cabría en el bolso de mano Launer de Isabel II. La que fuera directora de The New Yorker y Vanity Fair vuelve a hurgar en los entresijos de palacio gracias a 120 entrevistas a personas muy cercanas a Buckingham, durante dos años de exhaustiva investigación.

Aunque la publicación pasa revista a todos los miembros de The Firm, las revelaciones sobre el Príncipe Carlos, al que dibujan una vez más como un ser extravagante, caprichoso y egocéntrico, han sido pasto para la mofa de la prensa internacional. Según Brown, el hijo de la Reina Isabel II viaja con su cama ortopédica, su tapa del inodoro y su marca favorita de papel higiénico. «Cuando viaja para quedarse en la casa de campo de algún amigo, un camión llega el día anterior con la cama ortopédica del Príncipe, el asiento del inodoro y el papel higiénico Kleenex Velvet, más dos lienzos con paisajes escoceses que deben colgarse en el dormitorio asignado», escribe Brown haciendo alusión a la tarea del exasistente del Príncipe Carlos, Michael Fawcett, famoso por ponerle al heredero la pasta de dientes en el cepillo cada noche.

Caricatura de Carlos de Inglaterra, publicada por The New York Post

El Príncipe Carlos también estipula sus preferencias culinarias de antemano, a diferencia de la Reina, que según Brown se adapta a lo que se sirve. El Príncipe suele presentarse en las cenas con su asistente, quien lleva un Martini premezclado y listo para ser entregado a un mayordomo que luego se lo sirve «en su propio vaso». Además el hijo de la Reina exige que el servicio planche los cordones de sus zapatos.

Secretos de alcoba con Camilla

The Palace Papers también se detiene en los inicios de la relación sentimental entre el Príncipe Carlos y Camilla Parker Bowles. Brown escribe que cuando Carlos la conoció, con 22 años, se enamoró instantáneamente y compartieron una pasión intensa, «aunque Camilla tenía mucha más experiencia que él en el dormitorio e incluso le ofreció consejos útiles» para animar el acto amoroso.

«Imagínate que yo fuera un caballito balancín de juguete», le aconsejó ella para tratar de que Carlos venciera «su timidez inicial», señala Brown. Agrega que apreciaba la joie de vivre sexual de su novia.

A menudo se veían a escondidas en la casa de la abuela de Camilla, Rosalind Cubitt. Un día la abuela se percató de que Camilla deambulaba por la casa, con los vaqueros abrochados con un imperdible. Cuando le preguntó a su nieta si tal vez podría cambiarse por algo más adecuado para recibir al futuro Rey de Inglaterra, diciendo: «Incluso puedo ver tu ropa interior», se dice que Camilla respondió: «Oh, a Carlos no le importará eso».