El «susto» de la Infanta Elena
La hija de Don Juan Carlos apoyó la presentación del nuevo proyecto de la Fundación Bertín Osborne
Digamos que fue un sobresalto, cuando no entendió bien mi sugerencia de actualizar su biografía y enseguida quiso aclararlo, y vaya por delante que lo hizo sonriendo.
El día de la presentación de la aplicación app +Family, que se estrena el día 18 de mayo, Fabiola atendía en el jardín del hotel Santo Mauro de Madrid, como una dama que recibía en casa a una infanta de España y a unos amigos a los que hacer participes de la entrada de la Fundación Bertín Osborne en la tecnología, en la vanguardia. Vestido vaporoso de seda y taconazo. Una vez pasada la exposición mediática y despedida de rigor a la infanta Elena, Fabiola se transforma en working girl «que es lo que soy», camiseta, zapatillas, bolso y a correr. Por cierto, un bolso que es un botiquín porque su libro de cabecera es el vademecum de medicina y si lo abres, te salen test de antígenos, antiácidos, pastillas contra el dolor de cabeza y apósitos invisibles para las calenturas que aparecen en los momentos de estrés máximo.
Los mismos apósitos que repartió entre ella y su directora general, Rocío Martín, que requiere de una entrevista propia porque tiene tres hijos, uno de ellos con una discapacidad y desde niña ha tratado a su tío Jorge, el hermano pequeño del duque viudo de Alba. El benjamín de los ocho hermanos de Alfonso Diez, que murió hace dos años, también era disminuido. Las dos, más una servidora, saludamos a la Infanta Elena con nuestros apósitos invisibles, yo creo que ella me miraba el labio pero como fui más rápida y le dije que estaba mutando en su madre, no hizo alusiones:
-Qué curioso, últimamente me lo están diciendo. Bueno, es normal, es mi madre, je,je.
Sobre su padre, el Rey Juan Carlos, repitió lo que todos sabemos y siempre contesta:
-Está bien y le gustaría volver a navegar en Sanxenxo. (En la ría pontevedresa siempre hay regatas, por ejemplo, en junio. Algunas llevan su nombre y otras son campeonatos internacionales que pasan por Sanxenxo. Si vendrá o no, pues el tiempo y las circunstancias lo dirán).
Por innovar en temas, le propuse mejorar su biografía La infanta Elena, la reina que pudo ser, que escribí hace años, con todas las novedades que han ocurrido desde entonces:
-Eso no es cosa mía, hay que hablar con la Casa, pero que conste (echándose para atrás como si con ella no fuera la cosa) que yo no escribo mi biografía…
Cuando era pequeña, la Infanta, llevaba un pequeño diario en el que iba apuntando sus cosas, su día a día, pero hoy parece que es un tema lejano porque no le interesó nada el tema y en cuanto se acercó un reportero, muy educado todo sea dicho, con un micrófono que ella vio que se dirigía directo a su real cara, se le frunció el ceño, pero el sombrero de paja ni se inmutó y me dejó con la palabra en la boca y las cuñas de esparto, como las que ella llevaba, clavadas en el sitio.
Doña Elena, que ya tiene callo y sabe cómo lidiar en estas situaciones, se recuperó cuando Alfonso Díaz le besó la mano y se notaba que ahí había roce. La explicación es que uno de sus sobrinos políticos, Felipe, ha sido instructor hípico y persona de máxima confianza de la infanta. Es decir que ambos se conocen desde hace muchos años y también con Bertín con el que ha vivido grandes momentos, por eso, ahora le tocaba implicarse y yo se lo comento:
-Doña Elena de qué forma se implica con la fundación Bertín Osborne?:
-Venir hoy aquí, ya es apoyarles y también desde hace años, desde 2012, les apoyamos económicamente a través de la Fundación Mapfre.
Fabiola les presentó un proyecto y la oficina que dirige la infanta les ha destinado 10.000 euros. El agradecimiento es por las dos partes y ella, que dicho sea de paso está delgadísima y no desayunó nada de las viandas preparadas generosamente por el hotel Santo Mauro, conoce muchos casos de discapacidad pero escuchar a Álvaro Galán, psicólogo con máster, le impresionó, a la vez que la emocionó, tanto que le ha pedido organizar una cena y charlar más a fondo. Porque Álvaro es de los que no soportan que les llamen «personas con capacidades diferentes» , «minusválidos» o similares y le provocó una risa a la infanta Elena cuando dijo que andar estaba sobrevalorado, cuando la gente usa el patinete hasta para ir por el pasillo de su casa. Doña Elena es muy tímida pero quiso proponerle una cena a Álvaro y le alabó el buen gusto. Como dice Fabiola «Álvaro es nuestro Pepito Grillo. Él va por delante y nos avisa». La fundación Bertín Osborne se ha reinventado, ha entrado en un mundo que su creador desconoce «yo no sé lo que es una aplicación, soy un paquete tecnológico, pero sí sé que tenemos un lugar abierto 24 horas al que acudir y se llama +Family».
Y cuando ves lo que la gente altruista que se junta para avanzar, para crear y para ayudar consigue, te das cuenta de que este mundo aún tiene arreglo y no merece la pena bajarse de él como si fueras Mafalda. Tanto el hotel de Antonio Catalán como la agencia de comunicación Nota Bene, han participado altruistamente en la difusión de la nueva aplicación +Family que ha llegado a nuestra galaxia para ayudar a las familias porque todos debemos comenzar a hacer visibles a los invisibles.