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Jardín del palacio de LiriaCARMEN DUERTO

El palacio de Liria se alquila, pero no a cualquiera

Que el palacio se alquile, en un baremo entre los 45.000 y los 60.000 euros, no rompe la rutina familiar

El palacio de Liria está a tope, todas las semanas se alquila para un evento y eso que no es barato. Esta semana ha habido dos, la presentación de vajillas de Eugenia Martínez de Irujo, que recibía en el jardín y a la que su hermano no le ha cobrado alquiler y la cena de los relojes Omega.

Solo admiten marcas buenas y ¿qué es una marca buena? Las de reconocido prestigio (y dinero) porque también están abiertos a bancos o empresas del IBEX. Carlos Alba aprendió de los errores iniciales, cuando en el último año de vida de la duquesa Cayetana, decidieron abrir Liria a los eventos. Ahora la propiedad gestiona directamente el alquiler. El duque lo ha puesto en valor y en rentabilidad, algo muy sabio para mantener el patrimonio.

Son eventos muy seleccionados, no es para la BBC; bodas, bautizos y comuniones, excepto las de la familia del duque de Alba. Y si lo abren al alquiler no es para que la gente, móvil en mano, se lance a deambular por el palacio a su libre albedrío. No, ellos alquilan zonas concretas y de ahí no se puede salir. Por ejemplo, el comedor de la primera planta, ese sí se puede contratar. Con su mesa presidencial para casi 40 comensales, rodeados de bandejas de plata, cuadros alegóricos y balcones con vistas a los jardines se han presentado vajillas y perfumes. Si el duque quiere come allí, tiene su mesita de madera más pequeña y el servicio sale de detrás de unos biombos que dan al office cocina, pero lo normal es que lo haga en su comedor privado, de esa zona inexpugnable que es el espacio reservado a la familia y a sus dos moradores, los hermanos, Carlos Fitz-James Stuart y Fernando Martínez de Irujo, el mayor se cambió el apellido para no perderlo. Que, aunque viven juntos, no están mezclados porque cada uno tiene su zona privada e independiente.

Palacio de LiriaCARMEN DUERTO

Que el palacio se alquile, en un baremo entre los 45.000 y los 60.000 euros, no rompe la rutina familiar, ni les perturba porque es lo suficientemente grande para que haya espacio para la familia y para las empresas y las visitas que, con sus entradas y eventos, contribuyen al costoso mantenimiento.

Hasta final de año, aún quedan algunas fechas libres pero si un Ferrari de las marcas de lujo tiene prisa por alquilar el jardín de Liria, ya llega tarde «estos dos próximos meses está lleno».

Hay eventos que pasan desapercibidos, por mucho que los influencers, que son los que suelen entrar ahora a las fiestas, se hagan selfies entre los setos de boj del palacio, nadie se entera porque dicen que están en Liria pero lo único que se ve es su cara y la ropa prestada. Sin embargo, hay otros que les emocionan «lo de Cartier va ha ser brutal, porque tendrá mucha repercusión y un nivel internacional altísimo. Es algo súper especial». Y es que la firma francesa del joyero de reyes, ha alquilado por dos semanas el jardín y algún espacio del interior, para epatar a invitados de medio planeta a un mundo efímero de brillis, que piensan instalar en ese pequeño Versalles de la calle Princesa madrileña. Liria está a un tiro de piedra de su hermano mayor, el palacio de Oriente con el que comparte, por ejemplo, relojero.

Riguroso contrato

Confidencialidad, seguros, seguridad, no se deja nada al azar, a todos los clientes se les hace un relato completo de lo que se puede y no se puede hacer y se plasma por escrito en un riguroso contrato. No es un alquiler del espacio al uso porque es un palacio abierto pero también una vivienda privada y se ponen condiciones estrictas.

Por cierto, que la Fundación Alba tiene otros palacios, Dueñas en Sevilla y Monterrey en Salamanca, que también «van como un tiro».

Y la sorpresa es que baje el propio duque de Alba, que no es dado a las fiestas, pero si conoce a los que están detrás del evento, suele pasarse un ratín a saludar y ver el ambiente. Por eso no cobra más, como en los chateaus franceses, que si desayunan contigo los marqueses pagas el doble.