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Angie Calero y Macarena López-Roberts presentan su libro sobre el crimen de los Marqueses de UrquijoIsabel B. Permuy

Entrevista

Angie Calero y Macarena López-Roberts: «Rafi Escobedo fue víctima de su propia historia»

La periodista y la hija de Mauricio López-Roberts presentan Honor, un libro con el que eliminan cualquier vinculación de su padre con el crimen de los marqueses de Urquijo

El 1 de agosto de 1980 María Lourdes de Urqujo y Morenés, marquesa de Urquijo, y su marido, Manuel de la Sierra y Torres, aparecieron muertos en la cama de su casa de Somosaguas. El principal sospechoso, junto a Javier Atanasio, fue Rafi Escobedo, marido de su hija Miryam y quien acabó suicidándose en la cárcel tras ser condenado por el asesinato. En el camino, también cayó Mauricio López Roberts, marqués de Torrehermosa y amigo personal de Escobedo. Condenado a diez años de prisión por encubrimiento, al confesar haber prestado dinero a Anastasio para que pudiera huir, pasó el resto de su vida intentando restaurar su honor. Cuarenta años después, su hija Macarena López-Roberts continúa demostrando que nunca estuvo involucrado. Hablamos con ella y la periodista Angie Calero por la publicación del libro Honor, donde defienden la inocencia de Mauricio.

- Todo lo que rodea el caso Urquijo está lleno de suposiciones y pistas a las que se les pierde el rastro a lo largo del tiempo, ¿por qué volver a traerlas a la actualidad?

- Angie Calero: Resolver el caso Urquijo 40 años después es casi imposible. De hecho, siempre decimos que la razón por la que el caso Urquijo sigue estando de actualidad a día de hoy es porque es un crimen sin resolver. Dentro de esa premisa, cuando Macarena me dice que quiere que hagamos este proyecto y que lo hagamos juntas, es por un objetivo muy claro: el derecho al olvido y volver a situar a su padre en el lugar que le corresponde.

- Macarena López-Roberts: Sí, el caso Urquijo no es una excusa, pero sí es el hilo conductor y la madeja de la que tiramos para poder contextualizar lo que vivió mi padre durante los años que duró el juicio y los posteriores que hemos vivido en la familia. Somos cuatro generaciones de una misma familia debajo del paraguas del asesinato de los marqueses de Urquijo. Yo quería hablar del presente y no del pasado, de olvidar y no de hurgar, de devolver, no de que permaneciera la imagen que los medios se hicieron de mi padre como personaje y no como persona.

- En el libro mencionais: «El objetivo de esta novela es llamar la atención sobre nuestro lugar en el mundo digitalizado».

- MLR: La sobreexposición a la realidad hace que uno pierda el control de sus propias cosas, de lo que publicamos, de lo que dicen de nosotros, de la imagen que proyectamos… En un caso como este, al haber una gran hemeroteca digital, con más de 7000 entradas sobre una misma persona, hace que esa difusión de noticias o esa imagen de la que hablábamos antes, se vea muy atomizada. No necesariamente lo que pone o lo que figura en Internet es cierto. Queríamos llamar la atención precisamente sobre eso, por la importancia de legislar y de que las redes sociales no sean un escaparate que te exponga, sino que haya un control sobre las mismas.

- ¿No pensasteis nunca en abandonar por miedo a posibles amenazas?

- MLR: Bueno, quizá alguna vez hemos pensado en abandonar, pero porque, a veces, se hacía muy largo y muy duro, tanto de conceptualizar el caso y hacer las entrevistas, como de escribirlo y mejorar nosotras mismas, como como escritoras y como investigadoras. Pero no por un tercero. Simplemente era un tema íntimo y personal, de pensar si realmente merecía la pena o muchísimo esfuerzo. Al fin y al cabo pasamos cuatro años documentándonos con el sumario y haciendo las entrevistas y dos años escribiéndolo.

- El libro está plagado de entrevistas a implicados directos, indirectos, policías, jueces, investigadores privados... ¿querían participar todos?

- MLR: En general ha habido personas muy dispuestas, gente que quería recordar y aportar con su experiencia. Otros han resultado un poco esquivos. Al final lo que quieren es olvidar. más que volver a abrir sus sentimientos o sus sensaciones respecto a un caso tan complejo. Además, todos sabían perfecta e independientemente de que cómo fueron las cosas, que mi padre no había tenido nada que ver con los asesinatos, que es una persona absolutamente ajena a lo ocurrido.

- ¿Después de haber escrito el libro, habéis cambiado vuestra perspectiva con respecto a lo que pensabáis antes del caso?

- AC: Seguimos pensando lo mismo, que Rafi no lo hizo, que Javier Anastasio seguramente estuvo más implicado de lo que siempre ha contado…

- MLR: ...que la investigación fue un auténtico desastre y la condena fue absolutamente desmesurada.

- AC: Porque además, leyendo, leyendo los 3000 folios de los dos sumarios, te das cuenta de que es una investigación completamente dirigida. Cada vez que parecía que iban a investigar más de la cuenta, por una vía concreta, algún cargo importante, paraba aquello.

- MLR: Hoy en día, 40 y tantos años después, uno puede ver claramente que las cosas son muy diferentes y hay unos derechos que no se aplicaron. Gracias a la democracia que tenemos, el sistema judicial, ampara y protege muchísimo más la inocencia de los ciudadanos que en aquel entonces.

- En base a esa justicia, ¿sentisteis algún miedo de que, una vez publicado, hubiese ciertas consecuencias judiciales o mediáticas?

- AC: El libro está muy medido en ese sentido, amparado por el sumario y por las entrevistas. Aun así, una vez escrito ha pasado tres filtros legales. En ese sentido estamos tranquilas, pero sí que es verdad que hubo un momento, cuando el manuscrito empezaba a convertirse en una realidad, que daba miedo por si nos causaba algún problema.

- MLR: El libro se llama Honor y reivindicamos el honor de mi padre, por lo que, en todo momento, hemos querido ser muy respetuosas con cada persona y personaje vinculado al caso, como con a historia que se cuenta ahora sobre Mauricio.

- ¿Os han llegado hipótesis nuevas después de vuestra investigación? El arma nunca llegó a encontrarse y se barajó la posibilidad de que el asesinato estuviese motivado para crear una fundación con el dinero de los marqueses.

- AC: La hipótesis que nosotras defendemos en el libro, que es la de las fundaciones, es la que más concuerda a las personas que han leído el libro. Es, desde luego, la más verosímil, pero sí nos han llegado teorías. Hará como un año, una noche de copas, conocí a un chico y me dijo que tenía unos familiares que apoyaban la posibilidad de que el marqués tuviese una segunda vida con otra mujer y otra hija.

Lo interesante es que, incluso cuarenta años después, salen hipótesis distintas a las que se barajaron en aquel entonces. Al ser un crimen por resolver, a día de hoy, hay gente que sigue elucubrando, pensando en hipótesis nuevas.

Cuando publicamos el libro, me escribió un fotógrafo, muy friki del caso Urquijo como yo, y me mostró unas fotos que había hecho a la fachada para que mirase los reflejos de los cristales, porque había sombras que parecían personas o fantasmas.

-MLR: Que el libro y el caso no estén cerrados hace que cada uno tenga su propia teoría de él. Además, durante la investigación, aparecieron determinados personajes con una vinculación directa y real en el caso que hablan de pequeños detalles que arropan una historia, nos hacen tener claro que estamos en el camino correcto y que nuestra teoría es absolutamente acertada.

- Vosotras desmentís que Rafi Escobedo hubiese orquestado el asesinato, pero en el imaginario popular su nombre está unido al del crimen. Entró en la cárcel y, al poco tiempo, se suicidó. ¿Cómo conseguisteis desmitificar esa imagen que se le dio a través de los medios de comunicación?

- MLR: Habría que aclarar lo primero que Rafael Escobedo no se suicidó por sentirse culpable. Se suicidó por desesperación, por sentirse solo, desesperado, abandonado, sin opción a conseguir nunca obtener un tercer grado y siendo víctima de su propia historia y de una participación que le salió mal, en el sentido de apoyar un disparate absoluto y un delirio como es el asesinato de una persona.

Más allá de la implicación que se demostró que tuviera, Rafa murió de pena. Y no es que nosotras desmintamos, es que tenemos otra percepción de cómo fueron las cosas, por las muchas personas que hemos entrevistado y que lo trataron con mucha cercanía, como fueron mis padres o Julián Zamora, su psicólogo.

Una cosa es la percepción que alguien desconocido pueda tener y otra muy diferente la de la gente que lo conocía y lo quería con la certeza de que Rafa no pudo hacer una barbaridad de tal calibre.

- AC: Sí creemos que estuvo allí esa noche. Era colaborador necesario, pero no apretó el gatillo y, por una cuestión de lealtad y de amor infinito hacia sus amigos, nunca dijo quien había estado con él esa noche. Pero tanto los informes forenses que hemos leído por el sumario como por todo lo que él fue contando, se ve claramente que no apretó el gatillo. Hay una declaración muy reveladora de su psicólogo que dijo que, si él se hubiese sentido culpable por haber matado a su suegros, en la terapia hubiera salido, porque cualquiera que va a terapia al final lo exteriorizaría.

- ¿Creéis que se va a esclarecer en algún momento lo que pasó con el crimen, que va a caer en el olvido o que siempre se va a quedar latente como una especie de leyenda precisamente por no saber lo que ocurrió?

- AC: Me gustaría pensar que, en algún momento, sabremos lo que pasó, pero lo cierto es que van pasando los años y, cada vez, la gente que queda sabe menos o ha distorsionado más lo que sabía. Si hablas, por ejemplo, con alguno de los entrevistados en el libro como Manolo Cerdán o como Melchor Miralles, dicen que, por supuesto, en algún momento se sabrá. Por otro lado, tenemos a gente como Javier Anastasio que asegura que va a seguir participando en todo aquello que pueda, precisamente para que esta historia no caiga en el olvido, por Rafi y por él mismo.

- MLR: Yo creo que no se sabrá nunca. Y mucho me temo que no habrá interés en descubrirlo. La mayoría de las personas implicadas ya no están aquí. Los que estamos queremos olvidar. La vida sigue, cada uno con su conciencia y con su manera de entender las cosas, y la vida en general. Angie y yo no señalamos a nadie, pero sí sabemos que algunos se han ido de rositas.

- AC: Por eso, nos quisimos centrar mucho en Mauricio, en su figura y en lo que representó en el caso, que fue mucho. Creo que es la pieza clave y el más desconocido.

- MLR: Cuando a Rafi Escobedo lo detienen, mi padre sintió que debía hablar con la policía y contarles lo que en su día Rafa le contó y él no creyó. A partir de ahí, comienza un viacrucis para él de defensa de sus amigos y una serie de valores que llevó hasta las últimas consecuencias, incluso perjudicándose a sí mismo.

Llevó la lealtad a un extremo que, a lo mejor, a nosotros nos parecería mal entendida, porque habríamos protegido más a los nuestros o a nosotros mismos. En su caso no fue así y eso le costó la mitad de su vida. Por eso, el objetivo del libro es devolver a Mauricio el lugar que le corresponde. Era un señor de honor, con valores, que actuó, quizás, con cierta torpeza y no calibró, no valoró las consecuencias que iba a tener para él y su familia.