Paulina Rubio, de icono del pop latino a reina de los juzgados

Hace ya cuatro décadas que una jovencísima Paulina Rubio irrumpía en la escena musical con el grupo de Timbiriche, que pasó a la historia como una de las agrupaciones mexicanas más famosas a nivel internacional, para después saborear las mieles del éxito en su carrera en solitario y consagrarse como un icono del pop latino gracias a temas como Yo no soy esa mujer, Baila Casanova o Ni una sola palabra, por poner algún ejemplo. Más de 15 millones de discos vendidos, siete Latin Billboard y un sinfín de reconocimientos musicales y varias nominaciones, incluyendo a los Grammy, después, la 'Chica Dorada' se mantiene en la industria con la gira internacional Perrísimas que compagina con su faceta de empresaria.

La chica dorada, como así se la conoce, celebra este sábado 51 primaveras con el total convencimiento de que ha conseguido todo lo que se ha propuesto en su carrera pero también con algún que otro esqueleto en lo referente a nivel personal. Su vida no ha estado exenta de polémicas precisamente. Las deudas económicas y algún que otro vicio han lastrado, sobre todo en los últimos años, su trayectoria musical y han hecho que acaparase titulares más allá de lo estrictamente profesional. Para el recuerdo quedará aquel vídeo en el que la cantante aparecía hablando de forma extraña y trepando por una silla.

La forma en la que ha administrado su fortuna, que en 2020 Forbes cifró en 35 millones de euros, también le trae algún que otro quebradero de cabeza. Según las últimas publicaciones, el pasado año se hablaba de que debería más de 100.000 euros por impago de impuestos de su casa de Miami, además de la deuda contraída por dejar de pagar algunas de sus tarjetas de crédito. Su fuerte carácter también le ha pasado factura. De sobra es conocida la rivalidad que mantiene con Thalía, con la que terminó tirándose de los pelos sobre un escenario en un concierto en México en 1988. Aquello parecía una escena de lucha libre.

Líos judiciales

En cuestión de amoríos ha sido un desastre. Sus inicios con Ricardo Boffill fueron muy comentados, ya que, por aquel entonces estaba casado con Chabeli Iglesias. No le importó. Se enamoraron perdidamente hasta que las adicciones y los excesos del rey del papel cuché, hijo del reputado arquitecto Ricardo Bofill Leví, terminaron con el idilio años después.

No tardó en aparecer en su vida Nicolás Vallejo-Nágera, con el que tuvo a su hijo, Andrea. Después de vivir un corto pero intenso matrimonio de tres años, terminaron como el rosario de la aurora. Desde ese momento comenzó su batalla en los Juzgados por la custodia del pequeño. La artista le llegó a denunciar por secuestro del menor. Mismos problemas que mantiene a día de hoy con Gerardo Bazúa, el siguiente en su currículum amoroso y el padre de su segundo hijo: Eros.

Pero la peor noticia para Paulina Rubio llegaba hace tan solo unos meses después de que a su madre, la popular actriz mexicana Susana Dosamantes, le diagnosticaran un cáncer de páncreas.