Casa Real
La Archiduquesa roja: la revolucionaria nieta de Sissi
Nació en la corte de los Habsburgo y vio caer su imperio, dos guerras mundiales y el auge del fascismo
Hija única del Príncipe heredero Rodolfo de Austria y la princesa Estefanía de Bélgica, la Archiduquesa Isabel María de Habsburgo fue una mujer increíblemente decidida e impredecible. Nació el 2 de septiembre de 1883 en una de las monarquías más poderosas del mundo, siendo la nieta del emperador Francisco José, que gobernaba el Imperio Austro-Húngaro. Pronto fue bautizada Elisabeth en honor a su abuela, la mítica emperatriz Sissi, de quien heredó un estilo de vida poco convencional y rebelde.
Tras la muerte por depresión, drogas y alcohol de su padre, Elisabeth se quedó al cuidado de su abuelo. La corte culpaba de forma indirecta a su madre, Estefanía, de haber acabado con la vida de su marido por no haberle sabido proporcionar la seguridad emocional necesaria para sobrevivir. Fue aislada por la Familia Real y decidió casarse con el conde Elemér en Eslovaquia y abandonar a su hija en Viena.
La Archiduquesa se convirtió en la pupila de su abuelo, quien la idolatraba. Su espíritu individualista la ayudó a convencer al emperador de permitirle celebrar su matrimonio con el Príncipe Otto von Windisch-Grätz en 1902, aunque iba en contra de las convenciones de la dinastía Habsburgo ya que no pertenecía a una dinastía gobernante.
El matrimonio resultó ser muy infeliz y alimentaron los rumores de la sociedad vienesa con sus aventuras extramatrimoniales. En una de las ocasiones, Isabel María, de 20 años, irrumpió en el apartamento del Príncipe en el palacio, decidida a enfrentarlo. Cuando un ayudante de Otto le impidió el paso, la Archiduquesa sacó un revolver y abrió fuego contra él para luego entrar al dormitorio de su marido y dispararle en el pecho a Louise.
Tras la muerte del emperador Francisco José después de 68 años de reinado Isabel María y Otto se separaron porque no tenían la necesidad de guardar las apariencias. Ya separada del Príncipe Otto, y tras una amarga batalla por la custodia de sus cuatro hijos a comenzó una relación aventura con Leopold Petznek, el presidente de la oficina del Partido Socialdemócrata de Austria y miembro del Landtag de la Baja Austria, y a quien había conocido en mítines políticos, lo que le valió a ella el pseudónimo de «Archiduquesa Roja».
Activa en la recaudación de fondos de beneficencia, en el movimiento de mujeres, la organización socialista de niños e incluso como concejal socialista en Viena, fue considerada en alta estima en los nuevos improbables círculos en el que se movió. Algunos de sus compañeros de militancia, incluso, olvidaban sus principios políticos y se dirigían a ella como «Su Alteza Real».
Sin embargo, con el auge del nazismo, la Archiduquesa ya no tenía fuerzas para seguir luchando por su causa. «Temo que se pueda restaurar la monarquía tanto en Alemania como en Austria. Creo que una República Democrática es la mejor forma de gobierno y aborrezco la dictadura representada, por ejemplo, por el canciller Hitler. No tengo la intención de seguir participando en política y en la actualidad solo tengo un interés y es mi marido enfermo», escribió en un artículo del Philadelphia Inquirer.
La herencia de Isabel María le ofreció un pequeño grado de protección. Ella y Leopold Petznek se salvaron del encarcelamiento por parte de los nazis, mientras que sus hijos se salvaron del servicio militar. Aunque no por mucho tiempo, porque poco antes de terminar la guerra, Petznek fue arrestado por los nazis y enviado al campo de concentración de Dachau como parte de una redada general de políticos, donde permaneció hasta que el campo fue liberado por los estadounidenses en marzo de 1945.
Murió en 1963 a los 80 años. Por expreso deseo personal, fue enterrada con su segundo marido en una simple tumba sin nombre en Viena, sin desear que se convirtiera en un santuario para monárquicos o revolucionarios, mientras sus reliquias, las chucherías, las fichas y los lujos perdidos del Imperio austrohúngaro y sus las riquezas fueron legadas al estado.