Lujo y extravagancia en la mansión de Donald Trump que ha registrado el FBI
En 1985, Donald Trump compró la segunda mansión más grande de Florida por diez millones de dólares, aunque Forbes la valora hoy en 180 millones
Podría decirse que el pasado lunes no fue un día especialmente bueno para Donald Trump. Fue durante el día 8 de agosto cuando el FBI registró exhaustivamente la mansión Mar-a-Lago, perteneciente al expresidente de Estados Unidos. Un exclusivo domicilio ubicado en Palm Beach que no ha pasado desapercibido para las autoridades, que según ha apuntado The New York Times, han intentado buscar documentos oficiales que pudieran incluir material clasificado perteneciente a la Casa Blanca.
Pese a que Trump ya ha calificado el allanamiento como un «asalto» en toda regla, el FBI contaba con una autorización judicial previa para llevar a cabo la investigación en el que ya es uno de los enclaves más misteriosos a nivel internacional. Y no es para menos, ya que Mar-a-Lago es la segunda mansión más grande de Florida y uno de los resorts más exclusivos de Palm Beach, formando parte de la historia del estado estadounidense desde el 1969, cuando fue considerada como un sitio histórico nacional.
No fue hasta 1985 cuando Donald Trump incluyó esta vivienda en sus arcas por un precio que gira en torno a los 10 millones de dólares, habiéndola utilizado como residencia privada hasta 1995. Precisamente y casi en su totalidad, en ese año esta mansión pasó a convertirse en un club, reservándose una parte para uso personal de la familia Trump dada la gran extensión que posee. La propiedad cuenta con hasta 8 hectáreas situadas en uno de los puntos más valorados de todo el estado en cuestión, según indica la propia página web.
Pese a que Mar-a-Lago es la última mansión de Palm Beach que mantiene casi intactos todos los edificios y terrenos que la componen, la revista Forbes la valoró hasta en 180 millones de dólares, es decir, una cantidad 18 veces más alta de lo que Trump pagó por ella cuando la adquirió. Una valoración que no pasó por alto el expresidente, haciendo de ésta su residencia principal para vivir el día a día junto a su esposa, Melania Trump. Allí, la pareja goza de una vida de ensueño gracias a todos los detalles con los que cuenta la propiedad: piscina frente al mar, seis pistas de tenis, un club de playa, una cancha de croquet, un gimnasio completamente equipado, un campo de golf, una boutique y dos salones, el White and Gold y el Donald J. Trump Grand Ballroom. Y, como no podía ser de otra manera, la vivienda también posee en su interior ocho cabañas, jacuzzi, spa y una playa privada para el pleno disfrute de los inquilinos.
El estilo de la casa principal cuenta con aires hispanos y moriscos, los cuales están presentes en las 114 habitaciones que componen la villa y que están custodiadas bajo unos muros importados de Italia y azulejos españoles. Por si fuera poco, y para poner el broche de oro, la mansión también cuenta con un salón de baile de hasta 6.000 metros cuadrados, con acabados de oro y cocina complementaria. Todo un lujo que no está al alcance de cualquiera, y que ahora está en el punto de mira de la Justicia estadounidense.