Siete años sin Lina Morgan: las luces y las sombras de una estrella que se fue 'sin decir adiós'

El 19 de agosto es una fecha marcada en el calendario del mundo del espectáculo. Ese día del año 2015 falleció Lina Morgan, considerada como una de las vedettes y actrices más aclamadas a nivel nacional. Hoy se cumplen siete años de su adiós definitivo.

A pesar de que su fallecimiento no trascendió de manera oficial hasta un día después y de que este pilló por sorpresa a la mayor parte la sociedad, semanas antes de que su vida se apagase por completo, los médicos comunicaron a Daniel Pontes, su confidente y heredero, que la situación de su 'jefa' era irreversible. Ella ya le había trasladado que prefería que la gente se enterara de su fallecimiento cuando ya estuviera enterrada, de ahí que su adiós fuese totalmente inesperado, aunque no tan discreto como a ella le hubiese gustado, ya que, aunque insistió en que su despedida no fuese ni multitudinaria, ni mucho menos pública, su heredero decidió montar la capilla ardiente en el que siempre consideró su teatro, el de La Latina.

La gran estrella del séptimo arte perdió la vida tras dos años en la sombra marcados por el hermetismo y la absoluta discreción, y después de una larga temporada tratando de luchar contra un delicado cáncer de garganta, una enfermedad que consiguió ocultar y sobrellevar en secreto, pese a que, en un primer momento, seguía trabajando en varios rodajes. No obstante, tal y como recogieron en su día varios medios de comunicación, la patología que se llevó a la icónica artista fue una neumonía.

La muerte de sus hermanos, José Luis y Julia, fueron los golpes más duros de su vida, ya que, desde entonces, jamás volvió a ser la misma. Cayó en un pozo profundo del que nunca terminó de salir, aunque si bien es cierto que su profesión le ayudó a mantener su cabeza ocupada, distraída y alejada de los grandes dramas de su vida.

María de los Ángeles López Segovia, comúnmente conocida como Lina Morgan, nació el 20 de marzo de 1936 en Madrid y se crio en el barrio de La Latina, el que siempre fue su hogar, junto a sus padres y a sus cuatro hermanos. Con tan solo 11 años descubrió su atracción por el mundo artístico, siendo a esta edad cuando comenzó a estudiar baile clásico español. Dos años más tarde, se incorporó a una compañía infantil y, cuando cumplió 16, debutó como actriz en el teatro de La Latina, un lugar mágico y especial que años más tarde terminó comprando. También llegó a ser vedette de revista.

No fue hasta los años 60 cuando alcanzó la fama a nivel nacional. Desde entonces, su carrera fue creciendo a pasos agigantados llegando incluso a convertirse en todo un referente del teatro gracias a su participación en Dos maridos para mí, ¡Vaya par de gemelas!, El último tranvía o Celeste no es un color, obras con las que logró consolidar su trayectoria teatral y llegar hasta el punto más álgido de la fama.

En el cine tampoco le fue mal, pues, aunque estuvo varios años interpretando a papeles secundarios, logró ser protagonista de películas de renombre como La tonta del bote, uno de sus primeros grandes éxitos. Desde entonces, se convirtió en un personaje cómico con un sentido del humor único.

La televisión también fue uno de sus puntos fuertes. Todavía hay muchos que la recuerdan por su papel de Valentina en Compuesta y sin novio, y por el de Reme en Hostal Royal Manzanares. Su última aparición televisiva se remonta al año 2012, cuando, de la mano de Ana Obregón, participó en la gala de los Reyes Magos de TVE.

Sus amores

Su vida personal siempre ha estado rodeada de mucho misterio y grandes interrogantes, aunque sí se ha podido saber, gracias a Jesús García Orts, su biógrafo, que la actriz llegó a enamorarse hasta en cuatro ocasiones, siendo Manolo Zarzo, su primer novio, y José Sacristán, con quien parece que solo mantuvo un breve idilio amoroso, dos personas muy importantes para ella. No obstante, señalan al empresario taurino José Antonio Martínez Uranga como el verdadero gran amor de su vida.

Murió soltera, sin hijos, y sin el apoyo de su familia, ya que Lina tan solo estaba unida a sus dos hermanos fallecidos. Mucho se ha hablado de los enfrentamientos que la vedette protagonizó con varios miembros de su familia, aunque lo cierto es que la polémica llegó tras su muerte y a causa de la herencia, cuando sus sobrinos, con los que apenas Lina tenía relación, conocieron que uno de los mayores beneficiarios del patrimonio de la artista era su ayudante, Daniel Pontes.