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Tamara Falcó e Íñigo Onieva, en la boda de unos amigos en Madrid, este viernesGTRES

Crónica social de la semana

Tamara Falcó y la razón por la que no debería casarse

Mal asunto si, al comenzar un noviazgo, hay que firmar un contrato para que él vaya a misa los domingos y ella a la discoteca los viernes

Dicen las lenguas más afiladas que el matrimonio de Tamara Falcó e Íñigo Onieva acabará como el de su hermana Chábeli y Ricardo Bofill. Quizá no les falte la razón, siempre y cuando haya boda porque este sábado ambos borraban la imagen de Instagram en la que presumían de anillo de compromiso.

El anuncio de su engagement, como dice el empresario del ocio nocturno ante los reporteros de Moratalaz, hizo temblar a los que realmente quieren a la bondadosa marquesa. Malo si al comenzar un noviazgo hay que firmar un contrato para que él vaya a misa los domingos y ella a la discoteca los viernes. En agosto, Tami peregrinó al santuario de Medjugorje, en Bosnia-Herzegovina, e Íñigo a un chiringuito de Ibiza. En el documental de Netflix, muchos se percatarían de que la astuta Isabel Preysler no ve con buenos ojos a su futuro yerno. Desconfía como todos, pero ella tiene mucha más experiencia sentimental a sus espaldas con una estrella de la canción, un marqués, un ministro y un Nobel en su envidiable currículum.

Este fin de semana, la prensa trataba de dilucidar si el vídeo de Íñigo Onieva besando a otra chica en el festival Burning Man de Nevada corresponde al 2019, como se defiende él, o bien a la edición de este año celebrada en agosto. Independientemente de ello, la sombra de la infidelidad planea desde el principio de la relación. Tamara, ¿por qué lo haces? Está enamorada, en noviembre cumplirá 41 años y su sueño siempre fue formar una familia. El tiempo juega en su contra, aunque ahora superada por la situación llora encerrada en la biblioteca de casa de su madre.

Su faceta profesional la ha completado con creces. Tras salir de MasterChef Celebrity en 2019, las marcas se la rifan (ha firmado importantes contratos con Porcelanosa, Tous o Pedro del Hierro), fichó por El Hormiguero y Netflix la encumbró con su propio documental, cuya segunda parte se halla en negociaciones. Y qué mejor para nutrir los nuevos capítulos que los preparativos de una boda. A su revista de cabecera ¡Hola! también le vendrá bien para cerrar unas cuantas exclusivas al respecto, después de la traición de Esther Doña, que les vendió la boda cuando ya no había novio.

La Reina Margarita y la bancada covid

Margarita de Dinamarca y su hijo el Príncipe FedericoGTRES

Tras la muerte de Isabel II, la Reina Margarita Dinamarca queda coronada como la única mujer al frente de una monarquía. La celebración de sus 50 años de reinado se vio empañada por las eternas exequias a la monarca británica y encima pilló el covid en el funeral de estado de este lunes. Cuidado no se haya contagiado algún Rey más, de avanzada edad, con los que compartió espacio en la abadía de Westminster.

Margarita de Dinamarca subió al trono con 32 años y ahora es la decana de los monarcas europeos. Aunque tiene carisma y en su país la adoran nunca alcanzará las cotas de popularidad de Isabel II. Su marido, el Príncipe Enrique, le dio muchos disgustos y pasó toda su vida llorando porque no le concedieron el título de Rey consorte. «Ella me toma por tonto», llegó a declarar. Sentía unos celos patológicos de su primogénito, el Príncipe Federico, puesto que era él quien sustituía a la Reina cuando causaba baja por enfermedad. Un aristócrata excéntrico que falleció el 13 de febrero de 2018.

Los héroes también lloran

Roger Federer y Rafael Nadal, en el 02 Arena de LondresGTRES

Eternos rivales que se cogen de la mano como unos novios frente al altar y a la vez, acaban llorando porque sus caminos no se volverán a cruzar. El deporte tiene una nueva foto para la historia, la de Roger Federer y Rafa Nadal que refleja la grandeza de dos héroes de la raqueta que se han arrebatado títulos pero entre los que reina la admiración.

Después de 40 duelos oficiales entre Grand Slam y ATP World Tour, en los que la alegría de uno suponía la decepción del otro, han dado rienda suelta a la emoción mostrando unos sentimientos terrenales a la que no estábamos acostumbrados.

El O2 Arena entero de Londres vibró con la despedida de Roger Federer, abrazado también a su mujer, Mirka Vavrinec, y sus cuatro hijos.