El escondite de Charlene mientras Alberto de Mónaco visita España

Antes de su viaje de Estado a Alemania, Felipe VI ofreció el sábado un almuerzo en el Palacio de la Zarzuela en el que le acompañó Alberto de Mónaco. El príncipe monegasco hizo una primera parada en Madrid, pero su destino final era Cantabria. Allí tenía previsto visitar en Puente Viesgo las instalaciones del futuro Centro de Arte Rupestre, que prevé abrir sus puertas a comienzos de 2023.

El soberano se encontraba especialmente feliz de volver a tierras cántabras no solo porque llevaba 12 años sin pisarlas, sino porque le recuerdan a su tatarabuelo, del que se siente profundamente orgulloso. Alberto I era «un hombre al que le gustaban mucho las ciencias». «Estaba muy interesado por la antropología prehistórica», ha explicado, antes de subrayar lo importante que resulta conocer los orígenes «para poder comprender el presente y considerar el futuro».

Ante una visita oficial de la casa real a nuestro país, la prensa monegasca se pregunta: ¿dónde está Charlene? Tras pasar un año en Sudáfrica recuperándose de su infección otorrinolaringológica, la exnadadora volvió al Principado con fuerzas renovadas. «Centré toda mi energía en mis hijos, mi marido y mi salud porque esas son mis prioridades», reconocía en una entrevista nada más aterrizar en Mónaco. Durante todo este tiempo, con pandemia de por medio, fue Alberto quien llevó a cabo los viajes institucionales.

De la agenda oficial también se encargaba su hermana Carolina de Mónaco, quien hizo las veces de sustituta y le acompañaba en actos, presentaciones y eventos públicos. El cambio se produjo cuando anunciaron que Charlene y Alberto volverían a realizar un viaje de Estado. En junio, se trasladarían a Noruega como ya hicieron en marzo de 2012. Por aquel entonces, demostraban la buena sintonía que existía entre la pareja sin tener a la opinión pública juzgando la veracidad de su amor.

Con la Princesa recuperada y habiendo descansado en verano, se esperaba que acompañase a su marido en esta corta visita a España. La prensa monegasca no ha tardado en difundir su preocupación. Mientras unos barajan la posibilidad de que haya recaído, otros apuntan a que la tildada como «princesa triste» esté refugiada en alguna de las propiedades secretas de los Grimaldi.

En un primer momento, se apostaba por Roc Agel, el refugio de Rainiero y Grace Kelly en los mejores años de su matrimonio. Fue allí de hecho, de donde partía junto a su hija Estefanía cuando tuvieron el accidente en el que ella perdía la vida.

En cambio, según la revista alemana Bunte, Charlene se escapa a menudo a una propiedad en los Alpes Franceses sin demasiadas estridencias, al pie del Parque Nacional de Marcantour, pero de acceso imposible, lo que ratifica su seguridad. Su marido la adquirió en 2007 después de enamorarse de la naturaleza que la rodea. La casa se encuentra a tan solo dos horas de Mónaco, facilitando su desplazamiento siempre que quisiera y está enmarcada en un pueblo que tan solo posee 15 viviendas más. Además, la Princesa atraviesa una profunda etapa religiosa –ya lo demostró cuando visitó al Papa Francisco–, por lo que estaría especialmente feliz de que tener a pocos metros una capilla en la que rezar.

Con tan pocos vecinos colindantes, son solo algunos los que han podido verla jugando a la petanca en la plaza o comprando alimentos en la tienda local. Un refugio de montaña a la que se habría trasladado en compañía de sus guardaespaldas, pero sin sus hijos, de forma que la tranquilidad reconfortante de un lugar así le permite recuperarse al 100 % del «agotamiento general» físico y psicológico que ya la mantuvo alejada de palacio durante meses.