Los retoques estéticos de Pablo Motos y su decepción con el bótox
El presentador de El Hormiguero ha visitado el programa de su amigo Joaquín, donde se ha sincerado sobre la dictadura del físico para poner rostro al 'prime time'
Pablo Motos siempre ha tenido claro en qué lado quiere estar. En el del entrevistador, nunca en el del protagonista que se sienta bajo el foco para abrirse en canal y quizá, hablar más de la cuenta. Son pocas las entrevistas que el presentador de Requena ha concedido a lo largo de su carrera, pero con su amigo Joaquín ha hecho una excepción. En parte se lo debía, puesto que cuando habla el futbolista sube el pan y también la audiencia cada vez que ha visitado El Hormiguero. Motos se sinceró en Joaquín, el Novato sobre asuntos hasta ahora desconocidos por los parroquianos que le expresan su fidelidad cada noche en Antena 3. Solo se le resistió al preguntarle por los invitados que peor rato le han dado.
El presentador no ha tenido reparos en rescatar momentos dolorosos del pasado como el día en que acudió a grabar después de enterrar a su padre y el apoyo que le brindó Alejandro Sanz. «Se portó muy bien conmigo, habló conmigo antes, se quedó después, me contó que al año tienes una crisis... Eso cuando mi padre, y cuando mi madre, que era la alegría personificada, estaba Laura Pausini. Despedí el programa y se lo dediqué y menos mal que estaba ella para darme un abrazo». De su padre aprendió el compromiso con el trabajo y como homenaje a él, no quiso faltar a su puesto a pesar del duelo.
Pablo Motos también ha relatado cómo es trabajar con su pareja en el programa. Su mujer es la coordinadora de guion y la define como «una gran persona, ella es mucho más buena que yo». Al final, siempre se llevan el trabajo a casa.
Durante su largo periplo al frente de ‘El Hormiguero’, con el que arrancó en 2006, Motos ha tenido que tratar con un sinfín de rostros conocidos, algunos muy complicados en el trato. «Hay una ley en el show y es que nunca puedes decir el nombre de los malos invitados. Pero te digo que me he encontrado con gente que no se merecen ni cinco minutos».
Poner su rostro al prime time ha endurecido su obsesión por el físico y la presión de ofrecer su mejor versión estética. Tiene 57 años y no se ha conservado mal. Motos decidió cambiarse los dientes en un solo día, en verano, y al día siguiente, operarse la vista. «Es una animalada», le dijo su dentista, aunque él siguió adelante, quitándose todas las dioptrías a pesar de tener un ojo vago: «Al día siguiente veía doble y de los nervios me había roto todos los dientes. Empecé a apretar y como el pegamento llevaba muy poco tiempo, me dejé algunos dientes para fuera y otros para dentro. Me quitaron lo de los ojos y veía a mi mujer dos veces, veía doble».
También ha rememorado su mala experiencia con el bótox. «Me empezaron a pinchar y yo sentía que se me inflaba la cara por dentro. Me dijeron que había quedado fenomenal y pensé: ‘Mi mujer no se va a enterar de nada’». Sin embargo, al verse en el ascensor, pudo observar cómo tenía los ojos achinados y no podía mover la cara: «Yo me asusté, intentaba hacer gestos y no me iba la cara. El bótox te deja todo eso muerto. Estuve todo el verano tocándome para ver si me volvían las arrugas. En el inicio de esa temporada de ‘El Hormiguero’ no me podía reír», ha concluido.