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Francisco Rivera PantojaGTRES

Crónica social de la semana

El cóctel explosivo que tumbó a Kiko Rivera

El hijo de Isabel Pantoja y Paquirri ha transitado entre el cielo y el infierno, atrapado en las drogas, el alcohol y los vericuetos de la noche

en el camerino de Kiko Rivera no abundan los caramelos mentolados ni las botellas de agua, sino las hamburguesas con queso y alguna petaca. El hijo de Isabel Pantoja y Paquirri ha transitado entre el cielo y el infierno, atrapado en las drogas, el alcohol y los vericuetos de la noche. A los 17 años se enganchó a la cocaína, con una dosis nada desdeñable de 5 gramos al día, según reconoció él mismo. Todo lo que tenía de caótico lo desarrolló de generoso. Kiko se arruinó hasta ocho veces costeando las farras de una pandilla de amigos gorrones y cambiantes a los que solo les interesaba otra ronda gratis. Se gastó 60.000 euros en una juerga en Londres y luego no tenía para los pañales de su hija.

A la vida disoluta de Kiko se suma un historial médico marcado por la gota y la diabetes. De este sótano sombrío le ha rescatado su mujer Irene Rosales, con una paciencia admirable y una manifestación infinita de amor. Durante el embarazo de su segunda hija en común, Kiko sufrió una recaída que estuvo a punto de costarles el divorcio. Aguantó estoicamente. A ella nunca le ha interesado el papel de mártir ni las palmaditas en la espalda, solo llevar una vida tranquila con sus dos hijas Ana y Carlota y su marido.

El ictus sufrido por Kiko, del que se recupera favorablemente, es solo un aviso y una oportunidad para replantearse sus prioridades. Pronto iniciará una gira por los platós para contar que sigue vivo. Tiene 38 años y la oportunidad de enderezar su vida.

Tamara Falcó y el amor de Dios

Tamara Falcó, pregonera del DomundGTRES

Tamara Falcó sigue refugiada en la fe a la espera de que escampe y a su exprometido se le quiten las ganas de reconquistarla. Íñigo Onieva se pasea por Madrid con la bolsa del anillo de compromiso y les ha pedido a los joyeros que custodien los diamantes, a la espera de que Tamara le perdone y así poder transformar la alhaja en algo mayor como símbolo del triunfo del amor sobre la adversidad.

Mientras, Tamara se ha dejado querer esta semana como pregonera del Domund. «A través del amor de Jesús comprendí que me había faltado algo toda la vida», comentó. La marquesa de Griñón solo se encuentra a gusto con actividades espirituales como su peregrinación a Lourdes como enfermera. No tiene ganas para fiestas mundanas como la que organizó Mario Vargas Llosa el viernes en El Escorial, con viejas glorias de la política.

Empacho de Victoria Federica

Victoria Federica Marichalar, en la fiesta de Elle por el cáncerGTRES

Hay personajes que una vez que prueban los focos se quedan a vivir en ellos. Sufrimos un empacho de Victoria Federica de Marichalar, que se desdobla para estar al mismo tiempo en dos fiestas. Su sobreexposición comienza a preocupar a la Infanta Elena, quien no quiere saber nada de los medios de comunicación. El jueves, Vic, como la llaman sus amigos, reapareció en la fiesta de la revista Elle contra el cáncer, con un vestido fucsia firmado por Claro Couture. La revista francesa Paris Match calificó su estilismo de sublime. «Este modelo muy elegante, que se adaptaba a la perfección a su esbelta silueta», podía leerse.

Victoria de Marichalar acudió a la fiesta recién aterrizada de Perú, donde ha seguido de cerca las faenas taurinas de su amigo Roca Rey. Vuelven a sonar con fuerza los rumores de romance y sería maravilloso que el maestro peruano entroncara con la Familia del Rey. ¿Se imaginan la boda con aire solemne taurino? Don Juan Carlos y la Infanta Elena estarían encantados.

La fiesta campestre de un Nobel

Ana Botella, Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, en Un encuentro para la cultura en libertadGTRES

La Fundación Cátedra Vargas Llosa organizó este viernes una fiesta en la finca El Jaral de la Mira, en San Lorenzo de El Escorial, con destacadas figuras del mundo de la política y la cultura. Entre los asistentes, el matrimonio Aznar, Albert Rivera, Esperanza Aguirre o Cayetana Álvarez de Toledo.

«La razón fundamental de esta cátedra es estimular los intercambios culturales, fundamentalmente los literarios, entre España y el vasto ámbito de la lengua española», declaró el Premio Nobel. Isabel Preysler estuvo arropada en todo momento por su hija Ana Boyer y el marido de esta Fernando Verdasco.

Disfrutaron de la buena mano de Mario Sandoval, que preparó un menú a base de salmorejo, ceviche de gamba roja con leche de tigre y cochinillo. Al finalizar el almuerzo se subastaron varios libros de Vargas Llosa, un capote de Cayetano Rivera y una cena para dos en el restaurante Coque.