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Acudió a los premios princesa de Asturias para apoyar a nieta, la Princesa LeonorGTRES

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El enigma de la edad de la Reina Sofía

La madre del Rey reflexiona sobre el paso del tiempo tras cumplir 84 años: «No me reconozco en los años que cumplo»

Antes de viajar a Oviedo, a la entrega de los premios princesa de Asturias, la Reina Sofía se acercaba al palacio de las Alhajas de Madrid a disfrutar de una exposición sobre Egipto. Una exposición que es, para la reina, más que una exhibición por las coincidencias que reúne para ella. Doña Sofía tenía pendiente, desde hace meses, acudir a verla. Había sido invitada a inaugurarla pero, al encontrarse de viaje en Suiza, tuvo que declinar el honor. No sabe cómo, pero se le iba complicando la agenda y no encontraba fecha para dedicarle el tiempo que ella quería pasar en esa recreación de su adorado Egipto.

Antes de viajar a Oviedo, de forma discreta y privada, se acercaba a la Casa de las Alhajas a disfrutar de la exposición Las hijas del Nilo con la presidenta del grupo Eulen, María José Álvarez. La hija mayor del que fuera el último marqués del Rey Juan Carlos, el empresario, David Álvarez, marqués de Crémenes, ejercía de anfitriona.

La exposición celebra los 60 años de la creación del grupo Eulen, los mismos que doña Sofía celebra como princesa y reina de España.

Si hay algo que a Su Majestad le apasiona es Egipto, donde vivió exiliada con su familia desde los tres a los ocho años. En El Cairo pisó por primera vez un colegio, el English Girls College, y en sus templos y ruinas ha llegado a sentir lo que es ser arqueóloga aficionada. Aún teniendo ese bagaje cultural tan especializado a sus espaldas, la Reina siempre deja que el espacio lo ocupe su anfitrión. Como así hizo mientras admiraba las piezas que componen la muestra, la mayoría nunca expuestas en España. La Soberana no hace gala de sus conocimientos, ni interrumpe a los expertos. Ella es más de escuchar, si acaso preguntar, y disfrutar porque siempre aprende algo nuevo, como el vocabulario juvenil que le enseñan sus nietos.

El asunto es que Doña Sofía se encontraba tan a gusto entre reinas egipcias y con la familia de María Jesús Álvarez que, lo que iba a ser una hora de visita privada, se alargó más de dos horas. Estaba a gusto. Sería por el silencio faraónico o porque las Hijas del Nilo tenían más poder que los hombres –gracias a Dios en esa época no había Irenes Monteros y Podemos– o porque la lechuza de la diosa Minerva, símbolo de Eulen, sobrevolaba por los tres pisos del edificio como un jeroglífico más, la cosa es que Doña Sofía estaba encantada.

Sabía que esta exhibición egipcia celebraba los 60 años de un conglomerado de empresas de servicios, creadas de la nada por un astuto y visionario emprendedor leonés, David Álvarez. Los mismos años que lleva en el «cargo», primero de princesa española y luego como reina, (el 14 de noviembre de 1962 al casarse con Don Juan Carlos, hace ahora 60 años, se convertía en princesa española. Por nacimiento lo era de Grecia y Dinamarca) y también su propio cumpleaños (nació el 2 de noviembre de 1938 en Grecia).

Ese cúmulo de fechas y de sentimientos recordando su infancia en Egipto, le hacían reflexionar en voz alta sobre los 84 años que ahora cumple. Ya me lo mencionó este verano en el palacio de Marivent en Palma, como si no le pesara el tiempo pero sí los dígitos «yo me encuentro fenomenal y me cuido con cremas y alguna cosa más» y lo hacía señalándose la cara con pinchacitos al estilo del doctor Chan. La Reina no es una excepción «no me reconozco en los años que cumplo». Todos, reinas incluidas, nos miramos en el espejo y no encontramos reflejados, en la imagen que nos devuelve el cristal, los años que figuran en el DNI.

Poco se sabe de cómo y con quién ha pasado su último cumpleaños, pero seguro que disfrutó del chocolate, ha sido siempre muy aficionada a las tiras confitadas de naranja bañadas en chocolate, también le encanta recibir lo que su cuñada, la Infanta Pilar, llamaba «baratijas», pulseras y abalorios diversos. Lleva las muñecas llenas.

Desde luego a la exposición Las hijas del Nilo fue sola, su hermana estaba en Grecia, a donde ella también voló. A sus recién cumplidos 84 años, actividades no le faltan; visita bancos de alimentos, entrega o recoge distinciones culturales, viaja a Miami, Suiza y Grecia, recoge basura en los bosques o en las costas, acude a los conciertos de Proyecto Hombre en Palma o a los de la Escuela Superior de música que lleva su nombre, asiste a las reuniones de la fundación que creó con su propio dinero, o entrega los premios de la Fundación Callia, que son las escasas presidencias de honor que aún mantiene, más los almuerzos y cenas privadas en casas de amigos o familiares, la reina Sofía disfruta de una jubilación activa.

Por cierto, dentro de unas semanas volveremos a encontrarnos enfrente del Palacio Real de Madrid rodeadas de mucho arte. La duda es si hablaremos de limpiar los bosques para evitar incendios, de sus nietos, de coches eléctricos, de cocas de patata, del mediterráneo o de la brevedad de la vida.