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Retrato oficial de Carlos III por su 74 cumpleaños

Las curiosas manías y rarezas del Rey Carlos III, a sus 74 años

De planchar los cordones a viajar con su cama articulada, el hijo de Isabel II siempre se ha caracterizado por una compleja personalidad

Hoy es un día especial marcado en el calendario de la Familia Real británica y, sobre todo, en la agenda del Rey Carlos III, que este 14 de noviembre celebra su 74 cumpleaños. Un día importante también para gran parte de los ciudadanos británicos y de gran relevancia social, pues este es el primer cumpleaños que celebra como Rey y el primero que pasa sin su madre, la Reina Isabel II, fallecida el pasado 8 de septiembre a los 96 años de edad.

La muerte de la soberana británica no solo provocó el nombramiento de Carlos III como el nuevo Rey de Inglaterra, sino también que todas las miradas empezasen a ser puestas en su persona. Mucho ha sido lo que hemos podido descubrir al monarca desde entonces, y ya no solo gracias a la gran cantidad de actos institucionales en los que le hemos visto, sino también a las comentadas revelaciones que se han ido haciendo sobre él desde el punto de vista de su propia intimidad.

Siempre se ha sabido que Carlos era un hombre peculiar. Sin embargo, nadie tenía constancia de las sorprendentes manías y rarezas del marido de Camilla Parker. Una realidad que siempre se ha mantenido en secreto, pero que dejó de ser así después de que se convirtiera en Rey y de que ciertos gestos en sus primeros actos públicos hiciesen saltar las alarmas sobre su particular forma de ser.

El Rey es un hombre de costumbres, algo excéntrico, que no perdona un error. A sus 74 años nadie espera que cambie, sino que sus rarezas se vayan acentuando cada día más. Paul Burell, el antiguo mayordomo de la Princesa Diana, fue uno de los primeros en hablar sobre estas exigencias de Carlos III, así como del trato tan cuestionable que brinda a sus empleados. Fue en el documental Serving the Royals: Inside the Firm, donde el exempleado de la Casa Real británica informó de que, cada mañana, el monarca exige que le planchen el pijama y los cordones de los zapatos, los cuales también le tienen que atar cada vez que el sol se pone, y que le echen 2,5 cm de pasta en el cepillo de dientes minutos antes de que lo vaya a utilizar. Además, anunció que el Rey siempre duerme con las ventanas abiertas, incluso en invierno.

El Rey Carlos IIIGTRES

Por su parte, Darren McGrady, el cocinero de la Familia Real, aseguró que era muy concreto en lo que a su desayuno se refiere. Tanto, que siempre pide un tazón de jugo y dos ciruelas, aunque solo se come una de ellas.

La exdirectora de The New Yorker y Vanity Fair, Tina Brown, tampoco quiso callarse las manías que ella conocía del ahora Rey Carlos. De este modo, afirmó que a todos sus viajes tiene que llevarse su cama articulada, el asiento del inodoro y una marca concreta de papel higiénico, siendo otros los medios que apuntaban a que el padre del Príncipe de Guillermo exige que el agua de la ducha esté siempre a una temperatura exacta de 20 grados, que el tapón de la bañera esté colocado de una forma determinada y que la toalla esté doblada y colocada de tal manera que la tarea de secarse le resulte lo más sencilla posible.

Hace escasos días, conocíamos también la curiosa bebida que el Rey suele beber siempre, antes de cenar y de la misma manera. Tal y como reveló el conde Tibor Kalnoky, uno de sus más íntimos amigos, en el documental The Real Windsors: The Outspoken Heir de Channel 4, el hijo de Isabel II está acostumbrado a beberse un Martini antes de la cena. Eso sí, siempre tiene que hacerlo en el mismo vaso, de tal modo que, si viaja al extranjero, se lo lleva con él.

Ahora bien, hay quien a lo largo de todo este tiempo se ha atrevido a desmentir ciertas excentricidades que se le han atribuido al Rey Carlos. Ese es su exsecretario de comunicación, Julian Payne, quien aprovechó una crónica en The Times para aclarar que el soberano es un hombre amable al que le interesan las personas y no la posición, y que trata con cariño a sus empleados. Unas palabras que desmienten a las pronunciadas por Paul Burell, quien asegura que la actitud del monarca es de todo menos acertada, y que muchos no terminan de creerse después de ver con sus propios ojos cómo le pidió a uno de sus trabajadores que retirara un tintero en un acto público de gran trascendencia.

Él mismo también ha confesado que el monarca está acostumbrado a despertarse cada mañana con el boletín de noticias de la radio, que desayuna una ensalada de frutas de temporada y semillas y un té, y no lo comentado por el cocinero, que no almuerza, pero que sí toma el té con sándwiches y un trozo de pastel de frutas cada día sobre las cinco de la tarde, que sobre las 13:00 horas hace un alto en su agenda para salir a caminar, que cena a las ocho y media y que a las diez vuelve a su despacho para seguir trabajando hasta la medianoche.