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Mario Vargas Llosa y su hijo Álvaro, en el palacio de Chantilly

Vargas Llosa reaparece en París con un contundente mensaje

El escritor peruano rompe su silencio y asegura que los motivos que precipitaron el fin de su noviazgo con Isabel Preysler no han sido los celos

Si la revista ¡Hola! ejerce como voz autorizada para informar de las dichas y desdichas de Isabel Preylser, su expareja Mario Vargas Llosa ha confiado su estrategia de comunicación a su hijo Álvaro, su fiel escudero, el que siempre ha estado a su lado, incluso en los momentos en que la familia se tambaleó.

Gracias a la actividad del periodista y ensayista Álvaro Vargas Llosa en Twitter, hemos conocido que el premio Nobel ha viajado a París para despedir el año. El sábado compartía una imagen con su padre, delante del palacio de Chantilly, al norte de la capital francesa y muy cerca del aeropuerto Charles de Gaulle. Hay que recordar que el escritor peruano tiene una casa en París, en la calle de la Rue de Saint Sulpice. Para escenificar la unión familiar, en la misma publicación insertaba una imagen de una videollamada con sus hermanos Gonzalo y Morgana. De los tres hijos de Vargas Llosa, fruto de su matrimonio con su segunda mujer, su prima Patricia Llosa, solo Álvaro le mostró su comprensión y apoyo cuando inició su relación con Preysler.

En otra publicación, puede verse al escritor brindando con una copa de champagne, con su hijo y la novia de este Nada Chedid. Posteriormente, compartió un vídeo de una fiesta de Nochevieja. De esta manera, Mario Vargas Llosa muestra que la vida continúa y sigue sonriendo, ahora sin la compañía de Isabel Preysler. Imprime normalidad a la situación. No tiene motivos por los que esconderse.

Mario Vargas Llosa, su hijo Álvaro y la novia de este Nada Chedid

El domingo, Álvaro Vargas Llosa volvía a compartir otro mensaje. «Empezar el año recorriendo pueblos a pie, como su admirado Azorín, pensando libros, cosas permanentes», escribía, junto a una imagen de su padre.

Además de los mensajes de su hijo, Vargas Llosa también se ha decidido a hablar en primera persona este domingo. «Yo estoy muy bien», afirmaba el escritor. «Acabo de pasar un día en París». Ratificó lo anunciado por su expareja pero se desmarcaba de rumores e informaciones. «Los motivos de la ruptura no existen». Negaba así que se tratase de unos «celos infundados», como justificó Preysler.

Vargas Llosa, paseando, el 1 de enero

Tras conocerse la ruptura de la pareja, la casa del premio Nobel en la céntrica calle Flora de Madrid se convirtió en epicentro de la noticia a la espera de que Mario hiciese sus primeras declaraciones, puesto que Isabel huyó a Miami y dejó claro que no hablaría más. Los reporteros no pudieron recoger ninguna palabra del escritor peruano, pero sí de su hijo Álvaro. El jueves informó de que se encontraba tranquilo y concentrado en preparar el discurso para la ceremonia de ingreso en la Academie Française, que tendrá lugar en febrero. Y esa misma tarde, a través de su cuenta de Twitter, publicaba un vídeo de su padre leyendo en francés un párrafo de la primera edición de Madame Bovary, la novela de Gustave Flaubert. «Estábamos en el estudio cuando llegó el director seguido de un alumno nuevo, con un atuendo pueblerino, y de un mozo que traía un enorme pupitre. Los que dormitaban se despertaron, y todo el mundo se sobresaltó, como a quien le interrumpen en la tarea».

El viernes, el escritor peruano y su hijo Álvaro eran fotografiados en el aeropuerto de Madrid en compañía de una mujer de la que se desconoce su identidad. Muchos medios publicaron las fotos de los tres en la sala VIP sin detallar cuál era el destino. Álvaro se negó a desvelar dónde pasarían exactamente la Nochevieja, cuando le preguntaron el jueves, pero el sábado gritó a los cuatro vientos que su padre está feliz en París. Y sus hermanos Gonzalo y Morgana, a los que se les atragantó el noviazgo con Isabel, incluso más.