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Dani Alves saliendo de los calabozos de la Ciudad de la Justicia de BarcelonaEFE

Dani Alves pasa su primera noche en prisión acusado de violar y agredir físicamente a una joven

La jueza ha valorado que hay riesgo de fuga: no tiene domicilio en Barcelona y posee doble nacionalidad, brasileña y española, pero con Brasil no tenemos tratado de extradición

La denuncia que la joven puso en una comisaría de los Mossos d´Esquadra el 2 de enero no fue un solo tocamiento por debajo de la ropa interior. Esto es lo que había trascendido en los medios de comunicación, pero hoy se ha conocido la verdadera dimensión del relato de la víctima, de 23 años. En principio, ella y dos amigas, estaban bailando en la pista de baile de la discoteca Sutton en Barcelona el día 30 de diciembre.

Alguien se les acerca y les ofrece acercarse a un reservado: las invitan a copas. Al principio rechazan la oferta, pero finalmente optan por aceptar. Allí está Dani Alves junto a un amigo y dos chicas. Cuando las tres jóvenes llegan de la pista de baile, las otras dos desaparecen del reservado. Alves dice que las quiere invitar a tomar cava. Ellas aceptan.

Él, según la denuncia, va a saco desde el primer momento, sin pudor. Habla alto, se acerca mucho a las chicas y agarra la mano de una de ellas, de la víctima, para que le toque la entrepierna. Ella se resiste, pero Dani Alves, siempre según el testimonio de la mujer, lo intentó en dos ocasiones más: «Intenté resistirme», explicó la joven, «pero tenía más fuerza que yo». Poco después, el que fuera jugador del Barcelona, le señaló una puerta cercana al reservado. Y le hizo un gesto de que la siguiera. «No sabía dónde conducía esa puerta, pero en cuanto vi que era un baño privado quise salir, pero el cerró la puerta y me lo impidió».

«Dime que eres mi putita»

Se trataba de un bañó individual, no colectivo, con un váter y una pila para lavarse las manos. Nada más. En el interior no hay cámaras de seguridad. En la denuncia, a partir de este instante, describe momentos de horror. Relata que él se sentó en la taza y obligó a la joven a sentarse encima de él: cara contra cara. Le levantó la falda. «Dime que eres mi putita, dímelo», pidió imperativo el jugador. Después la bajó a suelo mientras el permanecía sentado y le obligó a hacerle una felación. Ella cuenta que se resistió de forma clara y activa y que dijo que no quería. Entonces él la abofeteó, la levantó del suelo y la penetró hasta eyacular.

«Me voy yo primero. Espérate un poco y después ya sales tú», le ordenó y sin esperar respuesta se subió los pantalones y se fue. La joven cuenta que estaba en estado de shock. Se recompuso como puedo y salió del baño. En la zona vip se había quedado sólo una amiga. Le pidió que se fueran y al salir del local rompió a llorar desconsolada. Los porteros al ver el estado de la chica le preguntaron qué pasaba y ella lo contó de forma espontánea. Los responsables de la sala avisaron inmediatamente a los Mossos.

Por protocolo se precintó el baño y los especialistas en criminalística procesaron la escena de donde sacaron huellas y restos genéticos que corroboran la versión de la víctima porque el jugador afirma que no conocía a la chica. Después una ambulancia la trasladó al hospital donde la examinaron y le quitaron las ropas que llevaba puestas en busca de restos de ADN de Dani Alves. Prestaron especial atención a la ropa interior por si quedasen espermatozoides del jugador.

En principio, el estudio médico afirma que existen lesiones compatibles el relato de la víctima. Tras el examen, la joven se fue a su casa. Si tardó dos días en presentar denuncia fue porque necesitó su tiempo para recomponerse asumir lo que le había sucedido y encontrar la energía para revivirlo todo delante de los investigadores.

Su Señoría no le creyó

Desde entonces los miembros del UCAS (Unidad Central de Agresiones Sexuales) han estado trabajando en el asunto: los testimonios de las amigas de la joven ratifican su declaración en lo que se refiere a lo que ocurrió en el reservado. Mientras, a Dani Alves no le podían echar el guante porque estaba en México, jugando en un equipo de fútbol allí. La jueza de instrucción al conocer cómo avanzaban las pesquisas hizo saber al ex jugador del Barcelona, que si no se presentaba en su juzgado firmaría una orden de detención internacional. Dani Alves decidió acudir a la cita. Aprovechó una visita a la Ciudad Condal para asistir al funeral de su suegra, para citarse con los investigadores a primera hora del viernes. Estos, dado el material probatorio que ya manejaban, le pusieron las esposas y le leyeron sus derechos. Después lo trasladaron a la comisaría de Las Corts. Allí le ofrecieron la oportunidad de prestar declaración algo que aceptó: se declaró inocente. Lo siguiente fue ponerlo a disposición judicial.

Durante un par de horas estuvo esperando en los calabozos con el resto de presos que también tenían una cita con Su Señoría. Cuando le tocó el turno, le subieron y fue interrogado por la magistrada. Volvió a declararse inocente, pero Su Señoría no le creyó: al parecer incurrió en varias contradicciones. Al terminar se celebró una vista, la del 505, en la que se decide su situación personal, con él presente. Tanto fiscalía como la acusación particular pidieron la prisión provisional comunicada y sin fianza. Su Señoría la decretó. Se basa en la alta posibilidad de riesgo de fuga. El jugador tiene doble nacionalidad, brasileña-española, pero con Brasil no existe tratado de extradición.

Además, Dani Alves es millonario debido a su excelsa trayectoria profesional y difícilmente podría establecerse una fianza que le disuadiese de huir. Una vez escrito el auto, Dani Alves fue conducido a la prisión de Brians I. Allí nada más llegar, tuvo que dejar en registro todos los objetos prohibidos. Además, le fotografiaron, le tomaron las huellas y directamente le destinaron al módulo de ingresos, donde ha pasado su primera noche entre rejas.