El Rey Felipe y el Rey Juan Carlos se abrazan en el entierro de Constantino II
Crónica Social de la Semana
El regalo del Rey Felipe VI a Don Juan Carlos en Atenas
El funeral de Constantino de Grecia propició un cariñoso reencuentro entre padre e hijo, captado y difundido por una televisión griega
El funeral de Constantino de Grecia nos ha regalado una poderosa imagen. Y ha tenido que ser una televisión privada griega la encargada de facilitarla; el afectuoso saludo entre el Rey Felipe VI y su padre Don Juan Carlos, en el cementerio de Tatoi de Atenas. De forma distendida, se dieron dos besos, se abrazaron y Don Felipe compartió unas palabras cómplices, mientras le da una palmada en la espalda. Gesto natural entre un padre y un hijo.
Una foto muy diferente a las distribuidas desde España por Casa Real. En la más simbólica, aparece el Rey Felipe, flanqueado por Doña Sofía y la Reina Letizia, con Don Juan Carlos en un segundo plano caminando con muchísimo esfuerzo por un sendero pedregoso y sostenido por dos asistentes. Un hombre de 85 años, con problemas de movilidad, caminando detrás del resto de la familia.
El Rey Felipe, con Doña Sofía y la Reina Letizia. En segundo plano, Don Juan Carlos
Le pese a quien le pese, padre e hijo hablan con frecuencia y su relación es cordial. El mejor regalo que le puede hacer el Rey Felipe a Don Juan Carlos es mostrarle su afecto, como ha hecho en Atenas, porque es lo que merece un padre. Luego la estrategia de comunicación pública, de cara a la galería, discurre por otros derroteros por las continuas presiones del Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios comunistas y golpistas.
El deseo del Rey Juan Carlos es restablecer su residencia en España, como ha publicado en exclusiva El Debate esta semana. El principal escollo radica en cuál sería su residencia, puesto que se le prohíbe residir en el Palacio de la Zarzuela, su domicilio, o en alguno de los edificios del Patrimonio Nacional. Está en todo su derecho de regresar y sería absurdo que tuviera que pernoctar en un hotel o en casa de un amigo. Su sitio es Zarzuela.
El llanto de la primera dama del tenis
Mery Perelló, en la grada del Open de Australia
El ocaso de Rafa Nadal sobre la pista es un tema recurrente y aunque le incomoda que le pregunten sobre su retirada, su cuerpo comienza a dar señales evidentes. Semana durísima la que ha vivido tras el precipitado adiós en el Open de Australia, donde ha terminado lesionado y con una baja de cuatro a seis semanas.
Testigo de la derrota de Nadal, su mujer, Mery Perelló, no pudo evitar las lágrimas al observar el sufrimiento del vigente campeón en la pista. Si alguien conoce el esfuerzo diario del tenista y el impacto mental que tiene este tropiezo en su carrera, es ella. Le ha acompañado por las pistas de medio mundo desde la adolescencia.
Rafa Nadal ya ha firmado su gesta. A sus 36 años, acaba de estrenarse en la paternidad y sus negocios fuera de la pista crecen día a día para allanar su adiós a la raqueta.
Tamara Falcó y el consejo de su madre
Tamara Falcó e Iñigo Onieva, saliendo de Ugo Chan
Tamara Falcó estira el chicle de la reconciliación y sigue dando detalles sobre su decisión de perdonar la traición de su prometido. Ahora cuenta que su cabeza hizo un clic al escuchar la historia de desamor entre su madre y Julio Iglesias. Isabel Preysler le contó que de quien había estado realmente enamorada era del cantante, pero no se dieron otra oportunidad.
Ella sí se la ha dado a Íñigo Onieva y ya ha retomado sus planes de boda. La pareja saborea, esta semana, su reconciliación en el restaurante japonés Ugo Chan, reconocido con una estrella Michelin y un sol de la Guía Repsol.
Pronto la veremos recorriendo los talleres de moda nupcial para seguir alimentado ese rentable cuento de amor que nos vende por entregas.