La convulsa vida sentimental de Carlos Saura: cuatro grandes amores y siete hijos
El cineasta convivió durante 13 años con Geraldine Chaplin, hija de Charles Chaplin
«Cada una de mis mujeres me ha ofrecido muchísimo y me ha abierto muchos campos», declaró Carlos Saura en la inauguración de una exposición fotográfica, que recorría su lado más personal. El cineasta, que ha fallecido este viernes a los 91 años, deja un enorme legado, tras más de seis décadas en el séptimo arte, clave para entender la historia del cine español del siglo XX. Pero más allá de su nombre en las páginas de cultura de los periódicos, protagonizó multitud de titulares por su azarosa vida sentimental.
Saura confesó en más de una ocasión que su educación católica le llevó a tener un sentimiento reverencial hacia la mujer, «a la que he visto como un ser extraordinario, muy diferente del hombre y no sólo físicamente». Son cuatro los grandes amores que dibujan su trayectoria personal, con las que tuvo seis hijos y una hija, la que más cerca estuvo de él hasta el final de sus días.
En 1960, comenzó una relación con la directora de documentales y periodista Adela Medrano, madre de sus dos primeros hijos, Antonio y Carlos, quienes también se han dedicado al cine de una forma u otra.
Tras finalizar aquella relación, en 1966 se cruzó en su camino, concretamente en el Festival de Berlín, Geraldine Chaplin, hija de Charles Chaplin. Vivieron una intensa historia de amor durante 13 años. El gran trabajo de Geraldine en la cinta Peppermint frappé sedujo al cienasta también fuera de la pantalla. Ella se puso a sus órdenes en otras películas como Cría cuervos. De su relación nació Shane, quien vive en Estados Unidos y nunca acabó de entenderse con su padre.
A finales de los 70 el director se enamoró de Mercedes Pérez, una joven unos 30 años menor que él. Con ella logró aminorar la presión mediática que sufrió durante su época con Geraldine. De su relación con Mercedes nació Manuel y, después de su llegada al mundo decidieron casarse. Con el paso de la década de los 80 la pareja tuvo dos hijos más, Adrián y Diego.
El cineasta volvió a enamorarse en pleno rodaje de ¡Dispara!, cuando conoció a Eulalia Ramón, su cuarta mujer que, como Chaplin, también ha sido su musa en el cine trabajando juntos en Goya de Burdeos o El rey de todo el mundo entre otras producciones. Con ella tuvo a su primera y única hija, Anna. La joven estudió Ciencias de la Información, combinando Periodismo y Publicidad. Trabajó mano a mano con su padre en el documental Las paredes hablan.