El restaurante castizo donde surgió el flechazo entre Isabel Preysler y Vargas Llosa
Los caminos de la expareja se cruzaron por primera vez en 1986 en Misuri, pero su amor se cocinó en Madrid al calor de unos huevos rotos
Son muchas las historias de amor que se han cocinado al calor de una buena mesa y una copa de vino, que se alarga más de la cuenta. En esta ocasión, los protagonistas ya habían coincidido previamente. Los caminos de Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa se cruzaron en 1986 en San Luis, Misuri. La entonces marquesa de Griñón entrevistó al escritor para la revista ¡Hola!. La literatura, la soledad o su conexión con España fueron algunos temas que abordaron.
Tres décadas después, cuando el escritor y la socialité comenzaron a salir y se hizo oficial, en mayo de 2015, se especuló mucho sobre cómo, cuándo y quién los había presentado. Si las lentejas de Mona Jiménez sirvieron para unir a Isabel Preysler con Miguel Boyer, los huevos de Casa Lucio conectaron emocionalmente a la reina de corazones con el premio Nobel. Recientemente, Lucio Blázquez confesaba en una entrevista en El País, que él ejerció como celestina. «Llevé a Isabel Preysler a la mesa de Vargas Llosa y se hicieron novios», ha declarado. «Yo empecé esa relación, aunque ellos ya se conocían, pero aquí empezó el flechazo. Luego han vuelto a venir. Es muy guapa y agradable. Aquí se han conocido parejas muy importantes», añade.
Ubicado en la Cava Baja, sus huevos estrellados rotos en el plato, con la puntillita justa y mezclados con patatas son un referente gastronómico. Dicen que el secreto de la receta son los huevos frescos traídos desde Ávila de gallinas que escuchan música clásica. Los hace y los sirve al momento. Él los toma tres veces por semana y asegura que son sanísimos. También reciben elogios sus callos, las lentejas o el rabo de toro.
Lucio Blázquez, nacido en Serranillos (Ávila) el 12 de febrero de 1993, lleva 78 años entre fogones. Llegó a Madrid siendo un niño y sus primeros pasos en la hostelería los dio en el Mesón del Segoviano. No ha dejado de trabajar ni un día y confiesa que para triunfar hay que estar siempre encima del negocio. Casa Lucio abrió como tal al público en noviembre de 1974 y el hostelero es, sin duda, uno de los mejores embajadores de España. Ha recibido en su restaurante a reyes, presidentes del Gobierno o estrellas de Hollywood. Mantiene una gran relación con el Rey Juan Carlos o Julio Iglesias, con los que habla asiduamente. Echa de menos al Rey y asegura que está deseando servirle unos huevos. Ha ejercido como anfitrión de Tom Cruise, Eva Longoria, Pierce Brosnan o Arnold Schwarzenegger.
Atesora un sinfín de anécdotas. Cuando el científico Severo Ochoa se encontraba en su lecho de muerte, le llevó un cochinillo al hospital. También le gusta bromear con que todos los que han salido en ¡Hola! han comido en su restaurante.
A Lucio se le saltan las lágrimas al hablar de su mujer, fallecida en 2020, madre de sus tres hijos Mari Carmen, Fernando y Javier, quienes siguen con el negocio familiar y se encargan de El Landó y de Los Huevos de Lucio.
El hostelero acaba de recibir un homenaje por parte de los empresarios de La Latina por su 90 cumpleaños. «Lucio eres un icono de Madrid por muchas razones: has trabajado todos los días desde el talento, y es por eso por lo que todos los que hemos estado en tu restaurante, todos los que tenemos la suerte de conocerte hemos sido muy felices gracias a ti», señalaba agradecido el alcalde José Luis Martínez-Almeida. «Teniendo en cuenta el momento gastronómico que vive esta ciudad, no es arriesgado decir que Lucio es el kilómetro 0 de la gastronomía de Madrid. Que tu casa, tu restaurante ha sido punto de encuentro para muchos y eres el reflejo de esfuerzo y unión para todos, y que tu felicidad hoy es la de todos nosotros».