La última voluntad de Miguel Boyer que dividió a toda la familia
El fallecimiento de Laura Boyer y su entrevista póstuma resucita el enfrentamiento con Isabel Preysler y Ana Boyer
Apenas unos días después del fallecimiento de Laura Boyer, la revista Semana publicaba este miércoles la última entrevista que concedió la hija mayor del Ministro de Economía, donde hablaba abiertamente de los rumores que siempre han envuelto su vida familiar desde que su padre, Miguel Boyer, comenzara una relación sentimental con Isabel Preysler.
En las líneas de esta entrevista, Laura hablaba abiertamente sobre la nula relación que siempre había mantenido con su hermana Ana, revelando que la última vez que habló con ella fue con motivo de la repartición de la herencia de su padre. En 2014, Miguel Boyer fallecía a los 75 años de edad, dejando una familia con unos lazos afectivos completamente rotos. Prueba de ello fue el tenso momento que tuvieron que vivir posterior a su muerte, cuando se enfrentaron al reparto del patrimonio que dejó en herencia el economista.
Dos años antes de su muerte, Boyer había sufrido un ictus del que no conseguía recuperarse del todo, lo que le hizo redactar ante notario un último testamento que recogía la repartición más equitativa posible de sus bienes entre sus tres hijos y su pareja, realizando alguna que otra modificación de la primera versión del mismo.
En este último documento, Miguel decidió que sus tres hijos heredaran exactamente lo mismo, añadiendo una cláusula donde se señalaba que, si en algún momento uno de los tres renunciaba a ello, su parte pasaría automáticamente a los herederos de quien renunciara. La resolución de la herencia avivó sin duda la guerra entre los Preysler y los Boyer. Los hijos mayores del Ministro de Economía consideraron que no era justa la división, justificando que Isabel Preysler se llevó todo lo que consideraban significativo del legado de su padre. Además, quedaron sorprendidos al ver la situación en la que se encontraban las cuentas bancarias de su padre, las cuales estaban prácticamente vacías. La reina de corazones explicó posteriormente que los gastos hospitalarios y los tratamientos que necesitó Miguel fueron muy costosos, añadiendo incluso que, en los últimos meses, había tenido que ser ella misma quien pagara las cuotas médicas a su esposo. Con respecto al malestar de los hijos mayores del fallecido, Isabel afirmó que tan solo había recibido «lo que dice la ley para cualquier viuda».
Tras destaparse la última voluntad de su padre, Laura Boyer renunció a la herencia que le correspondía, lo cual supuso que su parte pasara directamente a formar parte a sus herederos, como se señalaba en una de las cláusulas. «Entre el gasto de llevármelo y los gastos médicos que me reclamaban, decidí ir a un notario y firmar la denuncia», explicaba en su última entrevista.
Después de varios años con una eterna lucha entre ambos clanes, los herederos por fin parecían llegar a un acuerdo con el inventario de Miguel en el año 2018, pero esta vez, Laura ya no formaba parte del reparto. A pesar de haber rechazado su parte económica, a la mayor del clan le correspondía una escultura de Amós Salvador, el bisabuelo de Boyer. A su hermano Miguel, le tocó algunos volúmenes de su biblioteca y tres coches antiguos los cuales tenían una manutención muy cara. Por último, a su hermana Ana, le quedaron cosas menores de poco valor.