Qué oculta Carmen Thyssen
Por qué ha parado la publicación de su biografía. Es un misterio que ella resolverá a su debido tiempo
Carmen Cervera, viuda del barón Thyssen, publicó las memorias de su marido doce años después de su muerte y eso que las inició y autorizó el propio barón en sus últimos años de vida.
Hasta cinco escritores fueron pasando por la biografía autorizada del barón coleccionista de arte, pero con todos hubo problemas. El más crítico de los biógrafos contratados fue José Luis de Vilallonga. El aristócrata escritor se despachó a gusto acusando de «borracho» al biografiado y a su señora de «nueva rica». Tita al parecer, según fueron relatando los escritores, los fue vetando a todos. Y con Vilallonga, después del incidente, rompieron la amistad para siempre y nunca se volvieron a dedicar una palabra agradable.
Finalmente, la biografía del barón salió adelante, aunque se publicó cuando Heini llevaba más de una década muerto. Fue un periodista de la revista ¡Hola!, escogido por Tita, el encargado de firmar el libro autorizado por la Baronesa viuda a su imagen y semejanza.
Sobre los libros no autorizados de la saga Thyssen, hay más diversidad en el mercado editorial. Es conocido el carácter diverso de Carmen, Tita, Cervera, Thyssen. Lo mismo una temporada es íntima y pasea en su coche rolls a Henar Ortiz, tía de la Reina Letizia, que nunca más la vuelve a ver en su vida o asiste a veinte cócteles en una semana mostrando incontinencia verbal como desaparece en el mutismo. Eso sí, sabe utilizar con mucha maestría a los medios de comunicación. A su instinto para aparecer y desaparecer, se une el de dar y quitar. Eso, llevado al terreno literario, es complicado y arduo como escribir una biografía autorizada sobre ella.
Hay que reconocer que es un personaje carne de biografía. En su vida hay riqueza, pobreza, amor, lujo, fantasía, celos, cantidades ingentes de cuadros, venganzas, odios y etc. pero poner de acuerdo las dos realidades; la objetiva de los hechos, que es la que busca un escritor, y la subjetiva con ramalazos inevitables de ficción, que es la que aporta Tita, es complicado y mucho más cuando lo lees todo junto en un borrador. Ahí, ella que es muy lista y tiene mucho callo con los contratos jurídicos, siempre se guarda en la manga el as de la censura o del bloqueo. Y puede ser un detalle, aparentemente sin importancia para el biógrafo, o un capítulo entero que meses más tarde ella decide que es mejor evitar.
En Carmen Thyssen todo es posible porque solo ella sabe en qué asunto se encuentra metida y lo que aparentemente es un detalle nimio, meses después se descubre que tenía un por qué. Ella no da puntadas sin hilo y si ahora, que lleva un año dejando que la periodista Nieves Herrero trabaje en su biografía autorizada, dice que al leer el manuscrito se ha dado cuenta de que es mejor que sea ella misma quien escriba su propia historia, tengan por seguro que obedece a algo que solo ella conoce y que nosotros nos enteraremos más tarde.
Si Carmen, Tita, Cervera, Thyssen ahora calla por más que le insista a ella y a su secretaria, en que me den una explicación, que es lo más eficaz para salir de dudas, como me las daba y me utilizaba cuando quería atarse a los árboles del Paseo del Prado de Madrid. Para esa campaña de salvación arbórea que puse en marcha y llegó hasta Estrasburgo, nunca tenía reparos en hablar conmigo o cuando había que incidir en algo sobre su colección. Ahora toca silencio, somos como el agente 007 al servicio de su graciosa baronía.