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La primera ministra finlandesa, Sanna Marin

La primera ministra finlandesa, Sanna MarinAFP

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La complicada vida personal de Sanna Marin, que acaba de anunciar su divorcio

La primera ministra más joven del mundo ha comunicado en sus redes sociales su ruptura con Markus Räikkönen, su pareja desde hace casi dos décadas

Sanna Marin, la que fuera primera ministra finlandesa, se ha posicionado en la primera línea mediática del país y no precisamente por ningún aspecto político, y es que, tal y como ha anunciado el pasado miércoles a través de un comunicado en su perfil de Instagram, ha decido divorciarse del empresario Markus Räikkönen: «Hemos solicitado junto el divorcio. Estamos agradecidos por los 19 años que hemos compartido y por nuestra querida hija», comenzaba a escribir.

Prosiguiendo con su mensaje, Marin ha querido explicar que, a pesar de su ruptura, seguirán manteniendo una relación cercana por el bien de Emma, su hija en común: «Todavía somos mejores amigos, cercanos el uno al otro y padres amorosos. Seguiremos pasando tiempo juntos como familia, el uno con el otro», concluía.

Este comunicado llega tan solo un mes después de que se conociera su dimisión como líder del Partido Socialdemócrata del país. La política y su equipo quedó en tercer lugar en las elecciones parlamentarias y los resultados fueron más que suficientes para motivarle a prescindir de su rol como líder. Sin duda, la historia de Sanna Marin puede describirse como una de historia de superación.

Echando la vista atrás y situándonos en su infancia, sus padres se separaron cuando ella era muy pequeña. La ruptura de ambos les ocasionó muchos problemas financieros. Mientras que su padre luchaba por superar su adicción con el alcohol, su madre rehacía su vida con otra mujer. En alguna que otra ocasión ha llegado a declarar que se ha sentido «invisible» de cara a su familia. Con tan solo 15 años tuvo que compaginar sus estudios con trabajos temporales (como cajera de supermercado) para poder ayudar económicamente en casa.

Años más tarde, se convirtió en la primera de su familia en matricularse en la Universidad. Se graduó en Ciencias Administrativas y fue durante aquellos años de facultad donde se le despertó su interés hacia la política, afiliándose a las juventudes del SDP. Su puesto como primera ministra comenzó en 2019 pero, lo cierto es que sus primeros pasos en el mundo de la política comenzaron mucho antes. Con tan solo 27 años fue elegida para formar parte del Ayuntamiento de Tempere. Tan solo un año después (2017), consiguió alzarse con el cargo de presidenta de este. Durante su estancia en el ayuntamiento, fue elegida como segunda vicepresidenta del Partido Socialdemócrata y miembro del Parlamento de Finlandia.

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A pesar de que su pasado no fue nada fácil, su trayectoria en la política ha hecho historia, convirtiéndose en la primera ministra más joven del mundo, llevando más de tres lustros en la política finlandesa con tan solo 37 años de edad. «Es una persona muy carismática y decidida. Tiene sus ideas y no le asusta ponerlas en práctica. Y por encima de todo es una excelente comunicadora», sostiene Antton Rönnholm, secretario del partido socialdemócrata.

Su temprana edad le ha hecho, en numerosas ocasiones, ser protagonista de varios rumores vinculados con fiestas ilegales y drogas. Su tiempo de ocio compartido con sus amigos siempre ha estado mirado con lupa, pero la política ha mantenido en todo momento la serenidad y la tranquilidad a la hora de confirmar que no consume drogas. De hecho, tras unas imágenes que se filtraron en las redes donde se le podía ver disfrutando en una fiesta privada, Sanna no tuvo ningún impedimento en responder a las críticas, explicando que se sometería a un test para demostrar su «no consumo».

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