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El curioso caso de los zapatos remendados de Carlos de Inglaterra
El nuevo Rey, repara, reutiliza, modifica y limpia a conciencia algunos modelos que posee desde hace décadas
Ecologista, amante de la artesanía, impulsor de los talleres británicos, cuidadoso con su guardarropa y con un ejército de ayudantes, Carlos de Inglaterra utiliza artesanos británicos para componer su guardarropa y no duda en reparar y retocar piezas que van cumpliendo años con las que se siente a gusto.
De este modo, se le ve siempre con 4 o 5 abrigos que va ajustando y reparando año tras años. Incluso llamó la atención su Barbour en unas fotos en Balmoral, por el visible desgaste de la zona del cuello y los puños, claramente reparadas. Pero es que es cierto que con prendas como las chaquetas enceradas se está más cómodo cuando tienen unos años de vida y su estructura es más flexible.
Reconozcamos, además, que casi todos tenemos esas prendas fetiche que nos dan suerte, nos gustan, no nos cansan…ya sean discretas o no, claras u oscuras. Probablemente Carlos de Inglaterra sea caprichoso con su vestimenta y con sus rituales diarios, pero no deja de ser uno de los placeres de la vida sentirse a gusto con la ropa, comer bien y descansar atendiendo a las manías propias.
Pero el caso de Carlos de Inglaterra con sus zapatos es extremo. Extremadamente buen cliente de John Lobb London, al igual que su padre e incluso la Reina Victoria en su día para algunos botines, el nuevo rey utiliza modelos clásicos que cada vez tienen mejor pátina y que de tanto retocarse y repararse podríamos decir que se han convertido en zapatos únicos.
El verdadero John Lobb del West End de Londres se encuentra muy cerca del palacio de St.James, la casa que durante décadas ha utilizado Carlos de Inglaterra en la capital del Támesis. Pero la familia Lobb vendió a Hermès la posibilidad de abrir tiendas en otros lugares del mundo usando su nombre, si bien nada tienen que ver los zapatos hechos a mano en Londres que los realizados en serie por la filial de la casa francesa. Entre John Lobb y el grupo Hermès ha habido grandes diferencias e incluso se han iniciado procesos judiciales para defender los derechos de los fundadores.
Pero la realidad es que, aunque Carlos de Inglaterra visite la fábrica de Crockett & Jones o se acerque algún showroom de Gaziano & Girling para apoyar la industria de la moda británica, el rey tiene un completo servicio de zapatería en John Lobb Londres, donde no solo elaboran su calzado sino que lo mantienen al día. Es por ello que en ocasiones se permite mezclar cueros de distinto tipo y color en las reparaciones de las punteras, se divierte mandando dar tintes o betún a sus viejos pares o rematan de distinto modo sus brogues de ante camel.
De este modo, aunque de vez en cuando se calce un par nuevo, rígido e incómodo, cada vez que puede elige los más finos, delicados, blandos, suaves y domados modelos que en la antigua casa Lobb la familia de los fundadores le siguen cuidando. Poco habitual que el epítome de la elegancia mundial, siempre por supuesto discutible, no tenga que impresionar con caras novedades: no lo necesita. Los zapatos de estreno, con sus rozaduras consiguientes y su suela aún beige sin gastar son más propios de otros reinos más hacia Oriente.