La mansión de Isabel Preysler más allá de sus 14 cuartos de baño

Isabel Preysler sigue los pasos de su hija con La marquesa y prepara su salto al streaming de la mano de Disney+. Todavía sin título, el docurreality pretende explorar y abrir las puertas de su casa para enseñar cómo prepara la que para ella es una de las épocas más especiales del año. Una propiedad que está situada en la exclusiva urbanización de Puerta de Hierro y a la que acudieron en días pasados responsables de Disney+ para reunirse con la socialité.

La imponente mansión ha conseguido un nombre propio entre las propiedades de los famosos por haber sido testigo de algunos acontecimientos históricos en el mundo de la prensa rosa. Allí vivió Tamara Falcó hasta que decidió independizarse o falleció Beatriz Arrastia, madre de Isabel.

Es, también, la casa en la que ella y Miguel Boyer vivieron los mejores años de su matrimonio. Con más de 2.000 metros cuadrados construidos y dos piscinas, la casa fue comprada por el empresario en el año 1988 por 111 millones de pesetas, una cifra elevada para la época que corresponde a unos 667.000 € actuales.

En su puesta de largo para la revista ¡Hola! –donde se publicó un exhaustivo reportaje de 31 páginas–, la reina de corazones afirmaba: «Es una casa grande, pero a la vez recogida». Pero no ha sido la única vez que Isabel Preysler la ha mostrado al mundo. Permitió que las cámaras de Mi casa es la tuya entrasen para grabar el especial de Tamara con Bertín Osborne. Ahí, de hecho, pudimos conocer los rincones favoritos de la marquesa de Griñón.

El primero, la biblioteca, seguro que también era el elegido por Mario Vargas Llosa para pasar las horas. El segundo, mucho más íntimo, su habitación, con tonos neutros y poca floritura decorativa que hacía destacar los motivos religiosos. De hecho, la joven quiso plasmar su fe adornando la pared principal con un crucifijo y una Virgen.

La vivienda está distribuida en dos plantas, con la planta superior albergando nada menos que 13 dormitorios, cada uno con su cuarto de baño propio. Su decoración muestra ciertos elementos inspirados en las lujosas mansiones de los Hamptons, mientras que gran parte de los muebles provenían de la residencia anterior, ubicada en el madrileño barrio de El Viso.

Con toda probabilidad, una de las zonas más tradicionales de toda la propiedad es la cocina, con muebles de madera de pino que se instalaron cuando la casa se construyó. Los más duros en redes sociales apuntaron que, teniendo en cuenta que el mantenimiento mensual cuesta 24.000 € –tal y como apuntó Semana–, bien podrían haber destinado unos cuantos a una reforma integral. Especialmente, a cambiar las cortinas de manzanas reinetas y fondo blanco que se llevan todo el protagonismo en la estancia.

De los detalles que más llaman su atención también son las grandes cristaleras de marcos blancos que tiene en toda su planta baja. Presente en los distintos salones que distribuyen por ella permiten la entrada de luz natural a cualquier hora del día y unas magníficas vistas a los más de 3.000 metros cuadrados de jardín, donde se emplaza un oasis rodeado de altos árboles, césped de lo más cuidado y una piscina al aire libre de tamaño olímpico.

No es, eso sí, la única piscina que tiene la casa. Dentro precisamente de una zona de cristaleras, también hay una climatizada que permite su uso en cualquier época del año y está rodeado por un comedor de invierno. Aunque no es el único que tiene. La impresionante terraza en las lindes de la fachada, donde habitan las enredaderas, también posee una composición de sillas y mesas de hierro.

Por si alguien se pregunta a qué huele la casa, Tamara Falcó contó a Bertín que siempre que la familia recibía invitados en casa, Isabel Presyler perfumaba cada estancia con una fragancia de nardo que solo se puede encontrar en una tienda de Londres.