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Isabel Preysler, en la boda de Sol Medina y Pedro Domínguez MajonGTRES

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El antes y después de Isabel Preysler con Photoshop

Aunque cuenta con una genética envidiable, ha sumado años y juventud a base de retoques estéticos

A sus 73 años, Isabel Preysler sigue siendo una eminencia de la cultura del corazón española. Conocida comúnmente como la Reina de Corazones, hay muchos otros que la alaban por ser la Reina del Botox. El paso natural del tiempo, sumado a las muchas cirugías a las que se ha sometido Isabel Preysler, ha hecho que su actual rostro no tenga nada que ver con aquella joven que conocimos en los años 60 al casarse con Julio Iglesias.

Pese a que siempre se ha especulado sobre sus retoques estéticos como fórmula para mantenerse joven, estos no siempre han despertado la simpatía que se esperaba. Sobre todo después de que se supiese que tiene un acuerdo con su revista de cabecera por el que no permite que se ninguna fotografía suya se publica sin una aprobación previa. Además, siempre es partidaria de implementar el retoque necesario para mostrar un acabado perfecto en todas y cada una de las imágenes.

La icónica revista ¡Hola! siempre la trata bien en todos sus reportajes y elige no solo sus mejores enfoques, sino los retoques ideales. Algo que no sucede con otras revistas del corazón como Diez minutos. Las imágenes tomadas en la boda de Sol Medina y Pedro Domínguez Majon el pasado fin de semana en Sevilla. El periodista de Fiesta, Jorge Moreno, lo publicaba en su cuenta de Twitter, donde se apreciaba la diferencia abismal.

«Isabel Preysler en 'Hola' vs Isabel Preysler en 'Diez Minutos'», escribía, haciéndose viral al instante y despertando los comentarios de muchos usuarios. «Y eso que no hemos visto la real...», «En la de 10 minutos la cabeza es más grande que el cuerpo» o «Da miedo en ambas», son algunos de los mensajes que se podían leer en Twitter.

Inversión en estética

Hace dos años, José Manuel Gómez Villar, colaborador de Viva la vida y denominado cirujano de las estrellas, analizó el rostro de la socialité y declaró que invertiría alrededor de 63.000 € al año. Tratamientos como cóctel de vitaminas, relleno de ojeras, prótesis de silicona en los pómulos, tres rinoplastias, varios liftings, carillas y coronas dentales habrían hecho de la expareja de Mario Vargas Llosa una adepta del bisturí.