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Imagen del interior de El Rincón, durante la boda de Tamara Falcó

La casulla del sacerdote de la boda de Tamara Falcó acaba en llamas

Uno de los cirios del altar incendió la ropa de uno de los tres sacerdotes que ofició la ceremonia

Corrían alrededor de las ocho de la tarde de este sábado cuando por fin se hizo oficial: Tamara Falcó e Íñigo Onieva eran marido y mujer. La pareja se dio el «sí, quiero» en una ceremonia en El Rincón, el palacio que la marquesa de Griñón heredó de su padre, Carlos Falcó; ante la atenta mirada de más de cuatro cientos invitados entre los que no faltaron, además de las respectivas familias de los recién casados, otros rostros conocidos del panorama social de nuestro país, como Eugenia Martínez de Irujo, Vicky Martín Berrocal, Juan Avellaneda, o los compañeros de Tamara en El Hormiguero, Pablo Motos, Juan del Val y Nuria Roca, o Cristina Pardo, entre otros.

Como era de esperar, en cumplimiento al acuerdo económico que Tamara habría cerrado con su revista de cabecera, no han trascendido demasiados detalles acerca de cómo fue la boda en sí. Sin embargo, sí lo han hecho varias anécdotas que coronan aún más si cabe el enlace de la marquesa de Griñón y el empresario, como el más esperado del año.

La primera de ellas tuvo lugar casi recién empezada la ceremonia, que estuvo oficiada por hasta tres sacerdotes: el sacerdote Miguel Cruz, el padre Ángel y el padre José Luis. Al parecer, este último se encontraba muy próximo a una de las velas ardientes para la ocasión. Tanto, que el fuego prendió su vestidura exterior, provocando así un pequeño incendio que logró apagar «a manotazos», la actriz y hermana de Íñigo Onieva, Alejandra Onieva, según ha detallado la revista antes citada.

Alejandra Onieva y Jon Kortajarena

Memorable fueron también las lágrimas del ya marqués consorte de Griñón al ver llegar a la novia al altar, con el velo nupcial cubriendo su rostro. «Íñigo se ha emocionado con lágrimas cuando ha visto llegar a Tamara vestida de novia», señaló la periodista Leticia Requejo en el programa Fiesta de Telecinco poco después de que se conociera que ya había terminado la ceremonia.

Asimismo, otro de los momentos, de los que se han hecho eco ya varios medios de comunicación especializados, tendría que ver con una sorpresa de Íñigo a su esposa tras la cena que, cabe recordar, fue a cargo del chef cinco estrellas Michelín, Eneko Atxa, que estuvo ayudado en todo momento por cerca de cuarenta cocineros procedentes de su restaurante, Azurmendi. Íñigo contrató un espectáculo de drones que hacían formas -concretamente doscientos-, y dibujaban motivos románticos sobre el cielo, como un corazón, las iniciales de la pareja, o frases como Love is in the air (el amor está en el aire). Esto sirvió para sustituir el espectáculo de fuegos artificiales que la pareja tenía intención de contratar y cuyo permiso, finalmente, les fue rechazado.

La celebración de la boda se alargó hasta altas horas de la madrugada. No obstante, se espera que continúe a lo largo de la mañana con un almuerzo de carácter familiar que los recién casados han organizado en el Hotel Mandarín Oriental Ritz de la capital madrileña. El mismo enclave que ya el viernes, fue testigo de la fiesta de preboda.