Por qué Tamara vendió tan barata su boda
Un millón de euros por la boda de Tamara es una ganga
Si realmente ¡Hola! pagó un millón de euros, lo que sería una ganga si consideramos los ingresos que ha generado, la duda es por qué Tamara vendió tan barata la exclusiva de su boda. Hagamos números. Quien negoció la exclusiva desde luego no tuvo en cuenta un par de factores claves para ponerle precio o no quiso tenerlos en cuenta porque son de manual y de primero de manager financiero. La boda de Tamara no sólo es un negocio en Inglaterra con la cabecera Hello y en España con ¡Hola!, también lo es en América donde la cabecera española, propietaria de la exclusiva, tiene más de una decena de licencias dispuestas a pagar un alto precio por el enlace de la única hija que le quedaba soltera a Isabel Preysler y eso son doce revistas pagando por el mismo contenido.
Te pones a sumar y las ganancias para la Casa Madre son enormes, por lo que recauda de las licencias y la venta en quiosco, además de los ingresos extra por publicidad. Por un lado, la que aporta la propia Tamara, con las marcas con las que trabaja, y por el otro, la que le llega a la revista como un extra al reclamo de la gran tirada que se le supone a un tema así. Habitualmente, según la OJD, la revista tiene una difusión semanal en quioscos de 227.120 ejemplares impresos en papel. Con una exclusiva de estas características ¡Hola!, por lo menos, ha triplicado la tirada, cuya primera edición se agotaba el mismo lunes que salía a la venta.
En el relato de la boda que hace la publicación se entrelazan la descripción de lo que acontece en el evento, e igual que el Pisuerga pasa por Valladolid, con las marcas que han participado y estaban presentes en el evento con sus coches, sus bebidas, sus joyas, la ropa o el mobiliario. Se las va colocando de forma «casual». Por ejemplo, en uno de los párrafos se puede leer, como un aporte de información; «la pareja dispuso un servicio de coches eléctricos premium de la marca XX. Dos modelos sofisticados y ultratecnológicos que daban un divertido y moderno contrapunto.…». Lo que es claramente una publicidad encubierta, y puede traducirse en un aumento de la caja recaudadora. Es lo que en primero de la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas, que estudié en la Universidad Complutense de Madrid, se llamaba Publicidad Subliminal.
Todo esto es para exponer lo raro que resulta que, ante tal negocio publicitario, los novios sólo vayan a cobrar un millón de euros de la revista a repartir a partes iguales, lo que nos lleva a deducir otra característica de la pareja, que se han casado con separación de bienes. Al menos, habrán negociado que sean 500.000 euros limpios, después de liquidar impuestos, para cada uno o para su sociedad.
Y una vez que ya se ha entrado en el negocio de conseguir las cosas pagando a cambio de vender exclusivas, se suele hacer un combinado. El famoso «pack». Una boda lleva aparejado los posados durante la luna de miel, el regreso a casa, la primera vez que se toman un aperitivo «convertidos en marido y mujer» o la primera comida en casa de la suegra. Para más adelante se apalabran el embarazo, parto y bautizo. Y así se hace un álbum familiar de lo más comercial y rentable.
Si es cierto que Íñigo y Tamara, marqueses de Griñón, solo han cobrado un millón de euros a repartir a medias y no han tenido en cuenta todo lo expuesto aquí, es posible que también se haya negociado a la baja porque a cambio de la difusión y publicidad de la exclusiva, los propios marqueses pueden haber recibido otros ingresos extra de las propias marcas publicitarias para las que trabajan y de la que se da cuenta en la propia publicación y en los perfiles públicos del nuevo matrimonio en redes sociales donde cada vez que suben una foto la enlazan con los patrocinadores.