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50 años de Marivent: así han cambiado los veranos de la Familia Real

Diez imágenes que explican cómo han evolucionado los Borbón a través de sus veranos en Mallorca

Cristina Blanco Vázquez

Madrid Actualizada 04:05

Don Juan Carlos y Doña Sofía convirtieron el Palacio de Marivent en su residencia oficial de verano en 1973. Hasta ese momento, no tenían un destino vacacional fijo y se movían entre Estoril y Londres. Sin embargo, enamorados de la isla mallorquina se hicieron con este palacio, ubicado en una cala a cinco kilómetros de Palma y construido sobre un acantilado en 1925 por el ingeniero griego Joan de Saridakis.

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Desde ese momento, Marivent pasó a ser la sede oficial de los posados veraniegos de toda la Familia Real. Doña Sofía redecoró todo su interior inspirándose en el palacio Tatoi, su añorado hogar ateniense, y diseñó una residencia que pudieran disfrutar sus tres hijos: Elena, Cristina y Felipe, convirtiendo el jardín y la piscina en su centro de operaciones.

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En 1986, los Reyes Juan Carlos y Sofía invitaron al entonces Príncipe Carlos y su familia. Hasta allí se trasladaron Lady Di, el Príncipe Guillermo y el Príncipe Harry, a quien se le puede ver en la imagen en una actitud cómplice con Don Juan Carlos. Juntos, compartieron unos días inolvidables, convirtiendo su posado frente a las míticas escaleras del palacio en la gran atracción del verano balear. Tal fue su devoción por la isla que repitieron varios años más.

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El primero que no pertenecía a la Familia Real en colarse en el mítico posado fue Jaime de Marichalar, con quien la Infanta Elena se casó el 18 de marzo de 1995.

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Sin saberlo, sentarían las bases de lo que serían los próximos años. Dos bodas y nacimientos después, la estampa era bastante más amplia que la de hace décadas. Ahora se unían al posado las Infantas con sus maridos, Jaime de Marichalar, e Iñaki Urdangarin, y sus hijos, Victoria Federica, Froilán, Pablo, Miguel, Juan Valentín e Irene.

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La última en incorporarse fue Letizia, que llegó a la familia el 11 de noviembre de 2004, cuando anunció junto al entonces Príncipe Felipe su compromiso. Ese mismo año, después de su mítica boda en la catedral de la Almudena, ya se convirtió en una más en los veranos mallorquines.

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Con la llegada de la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, la familia parecía estar al completo. Durante unos años, disfrutaron unos de otros saliendo a navegar, uno de sus hobbies favoritos. Sin embargo, la implicación en el caso Nóos de Iñaki Urdangarin cambió el rumbo estival y tanto él como su mujer y sus hijos se marcharon a Ginebra. Desde ese momento, pasaban los veranos en País Vasco, junto a la familia del exdeportista.

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Se hizo habitual, entonces, que el grueso de la Familia Real fuera el único que viajase a Palma. Tan solo Doña Letizia, Don Felipe y sus hijas posaban ante los medios agolpados en el jardín del Palacio. Fueron años también en los que comenzaron a disponer de Sont Vent, el chalé destinado a Felipe VI, una masía de 650 metros cuadrados distribuidos en dos plantas y una buhardilla, con ocho dormitorios, además de un importante salón y un comedor.

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Las calles de Palma han sido testigos del crecimiento de la Princesa Leonor y la Infanta Sofía. Ambas vivirán este año su verano más corto. La primera por ingresar en la Academia Militar de Zaragoza y la segunda, por viajar al internado de Gales donde pasará los dos próximos años.

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Antes de ellos, sin embargo, esperamos una imagen como la que aquí se muestra. Los Reyes y sus hijas son adeptos a salir a cenar a distintos restaurantes de la isla y siempre les acompañan, la Reina Doña Sofía, y su hermana, Irene de Grecia, con quienes mantienen una excelente relación. De forma excepcional, se unirán a ellos, el resto de séquito que llevábamos tantos años sin ver, ya que las Infantas Elena y Cristina también se desplazarán a Palma con sus hijos.

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