Por qué no es aconsejable viajar a Marruecos en agosto, como Sánchez
Las vacaciones privadas del presidente en un país donde las temperaturas superan los 45 grados suscitan sospechas y subrayan la opacidad de las relaciones bilaterales
Nadie pone en duda la belleza de Marruecos. Sus medinas laberínticas, sus playas surferas o las imponentes cordilleras del Atlas. El país vive un momento dulce en cuanto a turismo se refiere, siendo el destino predilecto por franceses y españoles. Unos 10,9 millones de turistas visitaron Marruecos durante el año 2022. Ahora bien, ¿a qué ha ido exactamente Pedro Sánchez cuando las temperaturas superan los 40 grados en ciudades pegadas al desierto como Marrakech? No parece que a comprar babuchas o a «desconectar», como tratan de vendernos.
Las vacaciones secretas del presidente en funciones, junto a su familia, subrayan la opacidad de las relaciones entre los dos países. Sin dar explicaciones por la filtración de datos de su móvil con el programa espía Pegasus o el giro en el Sáhara Occidental a favor de los postulados marroquíes, este martes aparecía paseando por la plaza de Jemaa el Fna, de Marrakech, tocado con su ya famosa gorra de la derrota, con la que apareció en un chiringuito de Mojácar en 2016.
Moncloa ha guardado silencio en todo momento sobre sus vacaciones y de hecho, se activó el dispositivo de seguridad de La Mareta, en Lanzarote, como si realmente él se encontrase allí. En realidad, viajaba rumbo al país vecino. Desde su gabinete se limitaron a informar de que es un viaje «estrictamente personal» y financiado «con recursos propios», cuando ya lo había destapado la prensa marroquí.
El diario digital Rue 20 informó de que el martes pasado a mediodía aterrizó en el aeropuerto de Marrakech Menara, en vuelo regular de la aerolínea Iberia, junto a su mujer Begoña Gómez y sus dos hijas. El viernes, gracias al medio Le 360, nos enterábamos de su desplazamiento a Tánger. Se aloja en el hotel Le Mirage, ubicado en lo alto de un acantilado frente al Atlántico. Un lujoso complejo a 20 minutos del aeropuerto en el que han pernoctado los expresidentes socialistas, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero.
Está previsto que Sánchez se desplace también a Tetuán. A 15 kilómetros de allí se encuentra la residencia real del Rincón, donde veranea Mohamed VI. El Rey alauita ha sido visto disfrutando de la ciudad en un descapotable granate. La cercanía física ha desatado las especulaciones sobre un posible encuentro. Cabe recordar el plantón del Rey a Sánchez en febrero de 2023 que en La Moncloa anunciaban de «histórica» y que se resolvió con una llamada de teléfono. Mohamed VI estaba de vacaciones en Pointe-Denis (Gabón).
Más de 40 grados
Consultamos con algunas agencias y blogs de viajes. «Agosto es uno de los meses más calurosos en Marruecos. Las temperaturas pueden superar fácilmente los 40 grados en algunas partes del país», puede leerse en el blog Visitando. Añaden que el calor es especialmente duro en las ciudades más cercanas al desierto como Marrakech, Erfoud y Ouarzazate. Además de las temperaturas extremas, en estas ciudades de interior no hay posibilidad de darse un baño en el mar o disfrutar de la brisa marina. La única opción es elegir un hotel o riad con una pequeña piscina.
Aunque se desaconseje viajar en estas fechas, hay que estar preparado para un turismo masificado, sobre todo en Marrakech, la cuna del turismo marroquí. Y aquí es donde comenzó Sánchez su ruta.
Si finalmente se persiste en la idea de disfrutar de Marruecos en verano, las ciudades costeras siempre presentan un clima más suave. El país cuenta con miles de kilómetros de costa con playas espectaculares. En el sur, destaca la belleza de Essaouira, la perla azul del Atlántico. Su playa es considerada una de las mejores del país, famosa por sus olas y lugar de peregrinaje para los amantes del surf y el windsurf.
En general, la mejor época para viajar a Marruecos es en primavera y otoño, cuando el clima es más regular, agradable y hay menos precipitaciones en todo el país. Pero Sánchez es imprevisible y de momento, no sabremos a qué ha ido realmente.