La extraña petición de Daniel Sancho tras su ingreso en prisión
El director de la cárcel de Koh Samui, donde cumple condena el hijo del actor Rodolfo Sancho, desvela cómo han sido sus primeros días
Tras horas interminables de tertulias de radio y televisión, el caso de Daniel Sancho llegaba este miércoles a las revistas del corazón. El joven aparece en las portadas en bañador, con torso trabajado y melena larga, como un adonis saliendo del mar. «El drama de Rodolfo Sancho», «Su hijo se enfrenta a la pena de muerte» «Una vida truncada». Por alguna extraña razón, parece que la víctima ha sido olvidada, y se ha desarrollado en España una extraña empatía con el supuesto asesino.
Otro de los detalles que sorprende del caso es la actitud que está adoptando la Policía Tailandesa. Llama la atención esa cena, en un restaurante de lujo, ofrecida al hombre que mató y descuartizó al colombiano Edwin Arrieta. También es cuanto menos atípico que el director de la prisión de Koh Samui se haya prestado a ser entrevistado por varias cadenas españolas de televisión como TVE o Telecinco. Ha sido a través de estas intervenciones por las que se han conocido las peticiones de Sancho tras su llegada.
En primer lugar, comida. Parece que el recluso no está muy satisfecho con el menú de la cárcel y a través de su abogado quieren que le traigan comida mejor. El desayuno se basa en arroz, caldo y huesos de pollo. Antes de sentarse, ya lo tienen servido. Y el recluso español se siente en disposición de exigir más calidad.
En segundo lugar, ha pedido medicación, por lo que se han puesto en contacto con el equipo médico del centro, ya que no está tan tranquilo como se afirmó en principio. «Está un poco nervioso, tiene que aprender cómo es la vida en la cárcel». También se habría interesado por unas vitaminas.
Daniel Sancho también ha pedido ver a su familia cuanto antes. El actor Rodolfo Sancho ya se encuentra en la isla, pero de momento no habrá encuentro cara a cara entre ellos porque los primeros diez días, el reo debe pasarlos en aislamiento, puesto que todavía rige el protocolo covid.
Unas horas después de ingresar, le cortaron el pelo y recibió el uniforme. Tienen diferentes colores, los que están en prisión provisional llevan un mono marrón y los que están cumpliendo condena firme llevan uno azul.
Respecto al funcionamiento de la cárcel ya han trascendido todo tipo de detalles. El día comienza muy temprano, a las seis de la mañana con los pitidos del silbato de los guardias. A las ocho de la mañana, cantan el himno tailandés y después se sirve el desayuno. El turno de comida es a las 11.30 y la cena a las 15.00. A partir de las 16.00, todos a sus celdas. Durante la jornada, los presos practican meditación budista.
La prisión cuenta con unos 700 reclusos y algunos han relatado en Facebook las condiciones en las que viven. Duermen en colchones en el suelo, hacinados en celdas de 4,5 metros cuadrados.