El original apodo que le pusieron al Rey Felipe sus compañeros durante su formación militar

El 2 de septiembre de 1985, un joven apuesto y de mirada azul franqueaba la puerta de La General de Zaragoza, un edificio neomudéjar de los años treinta del siglo pasado. Tenía 17 años y afrontaba con ilusión el comienzo de su formación castrense. El Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, pasaba a ser el cadete Borbón. 38 años después, su hija, la Princesa Leonor, sigue sus pasos y ya vive sus primeros días de adaptación en la misma Academia. Sus futuros profesores aseguran que la heredera de la Corona será tratada «igual que los demás».

¿Cómo fueron los días del Rey Felipe durante su curso en Zaragoza? «Se integró sin armar ruido en el resto de la compañía, como uno más. Y como tal, también recibió sanciones e intentó pasarlo bien con salidas prohibidas y fiestas», declaró en una entrevista el coronel Jesús Carlos Jiménez, amigo y compañero de Felipe VI en la Academia.

En el archivo fotográfico de ese año se puede ver al Rey de visita a la fábrica de la General Motors en Figueruelas el 27 de enero de 1986, haciendo prácticas de equitación o formando con el entonces príncipe Mohamed de Marruecos, de visita a la Academia el 27 de junio de 1986. Además participó en el acto de entrega de la ofrenda floral en el acto de los caídos en el patio de armas, realizó prácticas de esquí en Candanchú y prestó juramento a la bandera el 11 de octubre de 1985.

Como es habitual, el Príncipe Felipe recibió varios apodos cariñosos por parte de sus compañeros. Se referían a él como SAR por Su Alteza Real o Pipe, de Felipe. Pero quizá el mote más ingenioso fue el de Winston, porque era alto y rubio, como los cigarrillos.

Durante su curso en Zaragoza, el Príncipe Felipe perfeccionó el inglés, fundamental para poder cumplir con los ejercicios en el extranjero. Venía con un buen nivel, puesto que el año previo había estudiado en el Lakefield College School, en Canadá. También se formó en Informática y sus profesores le recuerdan como un alumno estupendo, que siempre llegaba puntual a las clases, sencillo y muy sociable. Durante sus permisos, era habitual verlo como uno más disfrutando de Zaragoza, en los bares de la zona de León XIII o en el restaurante El Fuelle.

El Rey forjó grandes amistades, que mantiene a día de hoy, como un guardia civil o un militar de Caballería. Por eso al entrar su hija en la Academia, el pasado jueves, le aconsejó que se apoyara siempre en sus compañeros. «Sobre todo que esté muy atenta y que se deje aconsejar, y que siga también el consejo de compañeros, que es muy importante en el día a día, sobre todo los primeros días», comentó Felipe VI, el pasado jueves.