Rubiales cede a la presión y pide disculpas por el beso a Jenni Hermoso
«En un momento de máxima efusividad, sin ninguna mala intención, sin ninguna mala fe, ocurrió lo que ocurrió», ha declarado
No esperó ni a aterrizar en España. Las voces críticas sonaban con demasiada fuerza, incluso dentro del Gobierno en funciones, y finalmente cedió a la presión. Luis Rubiales aprovechó una escala en el aeropuerto de Doha para grabar un vídeo y pedir disculpas por el beso que le dio en la boca a la jugadora Jenni Hermoso, durante la entrega de medallas tras ganar el título mundial en Sídney. Sus palabras denotaban cierta incredulidad, como si aún le costase creer y asumir el revuelo que había generado.
«Seguramente me he equivocado, lo tengo que reconocer, porque en un momento de máxima efusividad y sin ninguna mala fe ocurrió lo que ocurrió de manera muy espontánea. Aquí dentro lo veíamos algo natural, pero fuera se ha montado un revuelo. Si hay gente que se ha sentido dañada por eso, tengo que disculparme, no queda otra», asegura Rubiales en un vídeo grabado en el aeropuerto y difundido por la Federación Española de Fútbol.
Y continúa: «Tengo que aprender de esto que, cuando uno es presidente de una institución tan importante, sobre todo en ceremonias y este tipo de cuestiones debe tener más cuidado».
Ni las palabras de la propia futbolista defendiendo a Rubiales, este lunes por la mañana, sirvieron para apaciguar los ánimos. «El presi y yo tenemos una gran relación, su comportamiento con todas nosotras ha sido de diez y fue un gesto natural de cariño y agradecimiento», declaró, intentando restar importancia al asunto.
Las imágenes del beso de Rubiales a Jenni Hermoso comienzan a difundirse de forma masiva en las redes sociales, solo unos minutos después de producirse. La secuencia es la siguiente: él la abraza, luego se separa, le coloca las manos a ambos lados de la cabeza, sujetándola, y finalmente le planta el beso. Se genera una catarata de comentarios en Twitter e incluso, algunos se atreven a compararlo con el de Iker Casillas y Sara Carbonero, causando aún mayor indignación por la diferencia entre los dos casos.
Posteriormente, llegó la reacción de la jugadora en el vestuario, durante un directo en Instagram. «Eh, no me ha gustado. ¿Pero qué hago yo? ¡Mírame a mí, mírame!», asegura con una botella de cava en mano, con cierta ironía, mientras se escucha el Aserejé de fondo. Más tarde, el presidente bajó al vestuario para saludar a la plantilla e invitarlas a un viaje a Ibiza «a la boda de Jenni y Luis».
La reacción del Gobierno
El domingo por la noche, llegaba la primera reacción del Gobierno en funciones. La ministra de Igualdad, Irene Montero, calificaba el beso como violencia sexual y la titular de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, se preguntaba qué se atrevería a hacer en privado, si su comportamiento era así frente a las cámaras. Posteriormente se pronunciaba los ministros Miquel Iceta y Margarita Robles, que exigían explicaciones y disculpas al presidente de la RFEF.
La socialista Adriana Lastra acusó al presidente de «puro machismo» y pidió su dimisión, mientras que Adrián Barbón, presidente asturiano, aseguró que «no hay justificación posible».
Rubiales admite que está «apenado porque ante el mayor éxito» de la «historia en el fútbol femenino y uno de los mayores en general, ya es la segunda Copa del Mundo», «esto haya empañado en cierto modo la celebración».
«Creo que hay que darles el mérito a estas mujeres al equipo liderado por Jorge Vilda, y esto se tiene que celebrar por todo lo alto», finaliza Luis Rubiales.
El beso de Rubiales ha dado la vuelta al mundo, recogido en la CNN, The Times o L'Equipe. El estadounidense The New York Times, por ejemplo, califica el beso como «un desagradable recordatorio para muchos del sexismo que ha plagado al fútbol femenino».