La leyenda española de un mundo que ya no existe
Un accidente de coche acabó con la carrera futbolística del que llegó a ser portero del Real Madrid y acabó siendo el español más famoso del mundo y artista universal
No parecía que Julio Iglesias pudiera cumplir 80 años, pero en las leyendas no lo parece nunca. Paul McCartney ya va a por los 81, y Mick Jagger, considerado el mejor cantante de banda de la historia, ya tiene las ocho décadas. Quizá sea una cosa de los años, de aquellos años, a principios de los 40, cuando los hombres, a juzgar por estos, se hacían de otra corteza, una duradera, como la de los árboles de hoja perenne.
No hay secretos para el artista elegido para la gloria, el guardameta del Real Madrid al que un accidente truncó su carrera y posibilitó una musical para los restos. Quedó postrado durante más de un año y en la convalecencia empezó a tocar la guitarra, a cantar y a componer. Repuesto de sus lesiones, continuó con sus estudios de Derecho y viajó a Inglaterra para aprender inglés.
Su triunfo en el Festival de Benidorm: comienza el mito
Allí también solía cantar en los pubs. De vuelta en España ofreció uno de sus temas a una discográfica para intentar que lo interpretara algún cantante famoso, pero cuando la mostró le dijeron que por qué no lo hacía él. La vida sigue Igual fue aquella canción con la que ganó el Festival de Benidorm en 1968 y dio comienzo al mito. Un año después grabó su primer álbum e hizo su primera película al estilo de los cantantes españoles de la época.
Con Gwendolyne, compuesta durante su etapa de estudiante en Reino Unido, quedó cuarto en Eurovisión, pero el tema se convirtió en un éxito mundial. Julio Iglesias era entonces ya el cantante de moda. En ese tiempo conoció a Isabel Preysler, con la que se casó en 1971 y tuvo tres hijos, los muy conocidos por las revistas del corazón Chábeli, Julio José y Enrique Iglesias, sobre todo este último. En 1973, apenas cinco años después de su presentación en Benidorm ya había vendido 10 millones de discos.
Suramérica y Europa estaban conquistados cuando desembarcó en 1976 en el Madison Square Garden. Un año después de este éxito inmediato, ya esperado, se separó de su mujer. Con menos de una década de carrera firmó un contrato estratosférico con la CBS. Antes de que terminaran los 70 ya había vendido 50 millones de discos, se había instalado en Miami y era el artista favorito en todos los países del mundo.
Julio Iglesias, un hombre de familia
El secuestro de su padre a manos de ETA
Al éxito monumental le sobrevino el secuestro de su padre, el doctor Julio Iglesias Puga, a manos de ETA. Apenas permaneció un mes retenido por los terroristas, pero este suceso hizo que el cantante se llevase a vivir con él a sus hijos fuera de España. Era famoso en Europa, en Asia y en América y continuaba batiendo récords de ventas y de fama. Empezó a codearse con asiduidad con los artistas de Hollywood y con Ronald Reagan, presidente de Estados Unidos, el hombre más poderoso del mundo.
Julio Iglesias y su éxito internacional
Recibió un disco de diamante por haber vendido más discos en más idiomas que ningún otro artista. Solo en Nashville, la cuna del country, vendió casi un millón de copias de Julio en 1983. Convirtió el Radio City Music Hall en el hall de su casa y la Casa Blanca en su residencia de vacaciones. Los ochenta le hicieron el artista más famoso de la Tierra. Reclamo para todos los públicos y para todas las marcas.
Todo continuó en los 90 y en el XXI hasta convertirse en el artista latino que más discos ha vendido en la historia y, más allá de las ventas, el que consiguió mayor número de afectos entre míticos colegas como Frank Sinatra (y tantos otros, uno de los ejemplos máximos de la verdadera importancia de Julio Iglesias). La mismísima «Voz» que se rindió encantada como ante un joven émulo surgido del mismo molde, dos hombres y dos artistas de un mundo que ya no existe, al español más universal de todos los tiempos.
Sus mejores discos
Especial realizado por:
Redacción: Mario de las Heras. Diseño: David Diaz.