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Carmen Duerto

Las manías de Julio Iglesias

Digamos que cumplir 80 años es mejor que no cumplirlos, pero cuesta

Julio Iglesias, con sus hijos Enrique y Chábeli, en 1980GTRES

Julio Iglesias y la Reina Letizia son virgo y también lo era el emperador romano, Cesar Augusto. Son maniáticos del orden, les gusta controlarlo todo, son ambiciosos y perfeccionistas. Digamos que cumplir 80 años es mejor que no cumplirlos, pero cuesta.

Y Julio Iglesias lo de la manías y el control lo borda. Tanto es así, que una vez en su camerino, después de un concierto aniversario que celebraba su triunfo apoteósico en Benidorm, ante mi sorpresa de ver toda las ropa igual en su camerino, me dijo, haciendo gala a su condición de Virgo, que siempre viajaban con él tres trajes iguales y otras tantas camisas blancas impecables para cada concierto, por si acaso. El chico bien, hijo de médico, que estudió en los Sagrados Corazones pero que no quería seguir la vocación paterna, sino ser futbolista, como Amancio. Una oportuna lesión le llevó a un mundo nuevo que enseguida se le quedó pequeño y le ha dejado secuelas de por vida.

Puede que esté pasando su 80 cumpleaños en su casa de Punta Cana, de Bahamas, de Miami o en la de la serranía de Ronda, da igual porque es un personaje global. Que hizo negocios inmobiliarios con Oscar de la Renta y con Plácido Domingo, hace treinta años, quiso convertir una cantera de Marbella en un anfiteatro y ahora es la Starlite.

Ahora puede que se nombre a Julio Iglesias de vez en cuando por sus problemas de salud o de hijos sin reconocer pero sus discos, sus canciones en todos los idiomas están ahí para siempre. Quién puede decir que ha vendido más de 300 millones de álbumes en todo el mundo. Una leyenda.

Vino tinto y las mujeres

Sí, le gusta el vino tinto, las mujeres, el marisco y el sol, además de necesitarlo para sus maltrechos huesos. Le han gustado, y mucho las señoras y a ellas les dedica canciones, que se han convertido en temazos. Él nos trajo a nuestra vida social, a la Soberana de las revistas a Isabel Preysler, de la que afirmó haberse llevado lo mejor de su vida, y también los tres primeros eslabones de su larga descendencia.

Julio Ayesa tuvo mucho que ver como Celestino, sin pretenderlo. «Julio, ¿Por qué les presentaste? porque yo conocía a los tíos de Isabel, donde ella se alojaba según llegó de Filipinas y me pidieron que la llevase conmigo a las fiestas a las que yo iba y en una de esas, en la que estaba Jaime Rivera con Carmen Martínez Bordiú y Jaime de Mora, coincidimos con Julio Iglesias, al que ella había visto en casa de los Olmedilla, les volví a presentar y allí fue el flechazo. Se casaron a los pocos meses en el restaurante de José Luis en Illescas y enseguida llegaron Chábeli, Julio José y Enrique».

Ha tenido cinco hijos más, cuando los tres primeros de su matrimonio con Preysler le habían hecho abuelo. Y es un hombre tan caballeroso que no dudó en darle las gracias al marqués de Griñón, como él mismo me confesó un día «por haber tratado a sus hijos como si fueran sus propios vástagos». Y tampoco tuvo inconveniente, a modo de requiebro a Preysler, en recordarle a Vargas Llosa lo que significaba la palabra caballero cuando rompieron abruptamente.

Y sí, antes de Shakira existían las canciones de despecho, y en eso Julio ha sido un abanderado que no ha dudado en mostrar sus flaquezas con orgullo y satisfacción. «Tú nunca me has querido, ya lo ves. Qué nunca he sido tuyo, ya lo sé». Es la letra de una canción compuesta para Julio Iglesias en 1980 que coincide con el comienzo meteórico hacia la fama de la madre de sus tres hijos mayores. Dicen que hubo una época en la que ambos lidiaban por ser el que más portadas de Hola conseguía.

Tiempo después le pregunté a Manuel Alejandro, el autor de la letra, si lo de Iglesias era venganza. «No era una venganza. Julio se llevó su experiencia primera, el despertar de su carne y eso fue así, dada la edad y la juventud de ella. Isabel descubrió el amor por Julio. Él le canta a Isabel y le dice «fuiste mía, sólo mía, cuando tu piel era fresca como la hierba mojada, fuiste mía cuando temblaban tus manos cuando me acercaba». Era la salida de la niñez de Isabel y refleja que Julio disfrutó de todo aquello que empezaba a vivir. No lo puede decir de otra manera porque fue verdad».

Julio Iglesias nos ha dejado grandes momentos musicales que forman parte de las canciones de nuestra vida. Él se ha metido en nuestras casas y con él hemos deseado que no se rompiera la noche, que si alguien te chistaba un mal de amor, poder reprenderle con un: Hey, no vayas presumiendo por ahí ó cuantas veces hemos pensado que la vida sigue igual.