El restaurante de Madrid donde la Familia Real ha celebrado el cumpleaños de la Infanta Elena

Abrió sus puertas el pasado noviembre y ya ha recibido a un ilustre grupo de comensales, que le garantiza aparecer en todos los medios de comunicación y una repercusión mayúscula. El restaurante Pabú, muy cerca del estadio Santiago Bernabéu, ha reunido este miércoles a la Familia Real para celebrar el 60º cumpleaños de la Infanta Elena. Los Reyes Felipe y Letizia, Don Juan Carlos y Doña Sofía, la Infanta Cristina con tres de sus hijos, Irene de Grecia, la princesa Alexia y la Infanta Margarita con su marido Carlos Zurita han almorzado juntos en este nuevo establecimiento junto a la homenajeada y sus hijos Felipe y Victoria de Marichalar.

Al frente de Pabú se encuentra el cocinero Coco Montes, formado en cocina y pastelería en la prestigiosa escuela Le Cordon Bleu. Lo primero que llama la atención del restaurante es que no hay menú. Los platos cambian cada día, en función de la materia prima que haya conseguido recolectar del huerto o comprar en el mercado esa misma mañana. «La microtemporada se fundamenta para nosotros en llevar un paso más allá los productos que ofrece cada estación, subdividiéndolos en base a la disponibilidad del mercado y seleccionando el producto en el ápice de su temporada», explican desde el espacio.

Gran protagonismo por tanto de los ingredientes frescos, donde no faltan las verduras, las carnes, los pescados y mariscos, las aves y las hierbas aromáticas. Los platos los termina en el último momento. «Los mejores ingredientes de nuestros productores de confianza como el caviar de Río Frío, Tuber Melanosporum (trufa negra), carabineros, pintada de Bresse y, como siempre, con nuestros vegetales y frutas de temporada», se puede leer en la web.

Ofrece dos menús, Pate —nombre en honor a su padre, siete pases, 150 euros— y Bubú —en honor a su madre, cinco pases, 110 euros—, sin necesidad de que sea a mesa completa. La bodega cuenta con 200 referencias de «vino tranquilo», de origen nacional, y champán, donde se apuesta por los «pequeños vignerons». Existe la posibilidad de cenar en la bodega del restaurante y ojear todos los vinos.

Se trata de una cocina honesta y sin secretos, puesto que queda a la vista de los clientes, cubierta solo con unos cristales. «Que se sientan en casa, que vean lo que está pasando, que se perciban los olores, que se vea el movimiento de las cazuelas», explica el chef Coco Montes, quien empezó estudiando Administración y Dirección de Empresas y decidió dejarlo todo para ponerse el delantal. Cuenta con experiencia en importantes restaurantes como Azurmendi y Zalacaín en España; Eleven Madison Park en Nueva York o L’Arpège en la capital francesa.

El local dispone de más de 100 metros cuadrados, pero solo cuenta con capacidad para dar de comer a 30 personas. Destaca por las obras de arte moderno que cuelga de sus paredes, firmadas por familiares y amigos del propietario, y por un mobiliario vintage que compró en una subasta.