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¿Cuántos Reyes hay en Europa?

Con motivo de la coronación de Federico X repasamos cuáles son las coronas que siguen vigentes a día de hoy

Cristina Blanco Vázquez

Madrid Actualizada 04:30

Diez son las monarquías parlamentarias que continúan en funcionamiento

Montaje: Ángel Ruiz

Federico X y Mary de Dinamarca

Los últimos en incorporarse a la lista de monarcas europeos son Federico y Mary de Dinamarca. El hijo díscolo de la realeza europea llega al trono dos semanas después de que su madre, la Reina Margarita, abdicase en su tradicional mensaje de Nochevieja y momentos antes de que empezase el Año Nuevo. Un paso al frente de la Casa Real del país, que demuestra, así, que confía plenamente en su soberano, pese a los distintos escándalos que ha protagonizado a lo largo de sus 55 años de edad. El último, junto a Genoveva Casanova.

Felipe VI y la Reina Letizia

El 19 de junio de 2024 se cumplirán 10 años desde que Felipe VI llegó al trono, tiempo en el que la monarquía española ha sufrido numerosos cambios, adaptándose a los nuevos tiempos y modernizándose, en la medida de lo posible, gracias al papel del Rey y Doña Letizia como representantes. Los ojos están puestos ahora sobre la Princesa Leonor, cuyos primeros pasos hacia la corona siguen el mismo camino impecable de su padre.

Los Reyes de Holanda, Guillermo y Máxima

La proclamación como Rey de Guillermo de Holanda en 2013 era especialmente relevante porque se convertía en el primer varón en más de cien años en ocupar el trono de los Países Bajos. Le habían precedido su madre, Beatriz, su abuela Juliana, su bisabuela Guillermina y su tatarabuela, Emma. A su lado en cada paso ha estado su mujer, la Reina Máxima, que ha sabido ganarse el cariño de sus súbditos a pesar de las polémicas de su padre y convertirse en una de las Reinas con mejor opinión pública a día de hoy.

Felipe y Matilde de Bélgica

La monarquía de Felipe y Matilde de Bélgica podría definirse con las mismas palabras que su matrimonio: apacible, tranquilo y sin escándalos. Los Reyes no han protagonizado ninguna crisis, ni política ni marital, en sus 11 años en el trono, logrando recuperar el prestigio perdido del pueblo belga en la monarquía tras los escarceos de Alberto II, que abdicó en 2013 en favor de su hijo. El padre del monarca se vio obligado a reconocer a una hija ilegítima y fue relacionado en múltiples ocasiones con distintas mujeres mientras estaba casado. Que Felipe fuera educado por sus tíos, de intachable reputación, ayudó bastante al convertirse en el soberano del país.

El Rey Carlos III y la Reina Camila

Si hace tres décadas, en pleno fanatismo de Lady Di, nos hubieran dicho que Camila se convertiría en Reina creíamos que nos estaban mintiendo. Pero, dicho y hecho. En septiembre de 2022, Carlos III por fin se convertía en Rey y lo hacía con la mujer de la que ha estado enamorado toda su vida. Un auténtico cuento de hadas si no fuera porque los ciudadanos ingleses aún no han olvidado el magnífico trabajo que hizo su madre, Isabel II, en sus 70 años en el trono. Desde luego, las comparaciones no son buenas. Lo único con lo que Carlos parece jugar a favor es demonizar a su hermano, el Príncipe Andrés, a quien su madre todavía protegía pese a estar relacionado con el caso Epstein.

Harald V y Sonia de Noruega

Ha pasado más de medio siglo desde que su vínculo saltara a la esfera pública, pero el amor entre Harald y Sonia de Noruega sigue despertando tanto interés como entonces. La historia de aquel Príncipe heredero que se enamoraba de una joven plebeya que trabajaba de costurera provocó un cisma en la realeza, que tardó más de nueve años en aceptar su romance. Claro que Harald tampoco les dio mucha opción, puesto que o permitían su enlace o renunciaba a los derechos dinásticos. Han pasado ya 33 años de aquel 23 de junio de 1991 en el que fueron coronados y la opinión popular los defiende contra viento y marea.

Los Reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia

El Rey Carlos Gustavo de Suecia ha cumplido ya 50 años en el trono, inaudito si pensamos que en este medio siglo no han sido pocos los escándalos protagonizados. Silvia de Suecia siempre ha defendido a su marido a capa y espada, pero son vox populi en el reino sueco sus infidelidades, su pasado nazi y sus fiestas salvajes. La historia de amor entre la azafata y el entonces Príncipe ha quedado empañada por todo ello, siendo necesario, en palabras de sus ciudadanos, un traspaso de poderes a su hija, Victoria de Suecia.

Alberto de Mónaco y la Princesa Charlene

Era el 1 de julio de 2011 cuando el soberano de La Roca, hasta entonces considerado el soltero de oro de la realeza europea, pasaba por el altar para darle el ´sí, quiero´ a la exnadadora sudafricana con la que llevaba algo más de ocho años de relación. Un enlace polémico, sobre todo por la actitud fría de la novia, que después aseguraba que estaba muy nerviosa. Desde entonces, los rumores sobre su matrimonio y reinado no han hecho más que alimentarse. Tanto que incluso aseguran que la presencia de Charlene es meramente anecdótica, puesto que la segunda de a bordo de Alberto es su hermana Carolina. Especialmente tras la infección otorrinolaringológica que tuvo sumida a la sudafricana en una depresión sin confirmar.

Hans Adam de Liechtenstein, junto a su mujer antes de su fallecimiento

Quizás los más desapercibidos junto al Gran Ducado de Luxemburgo. Sin embargo, Hans Adam es el Príncipe más rico de Europa, líder de una monarquía absoluta en un país que apenas cuenta con 38.000 habitantes. El número de tierras, castillos, palacios e inversiones es incalculable, al igual que las tragedias que han marcado su vida. Dos años y medio después de la muerte de su mujer, el jefe de Estado de Liechtenstein se enfrente al fallecimiento repentino de su hijo pequeño. Es curioso, además, que, pese a tener 78 años, no ha abdicado. Aunque, eso sí, quien ejerce de regente en la mayoría de las ocasiones es su primogénito Alois.

Enrique y María Teresa de Luxemburgo

Se dieron el sí quiero el 14 de febrero de 1981, día de San Valentín, motivo doble para celebrar su amor. Comparten ya 40 años de matrimonio, en el que crecieron cuatro hijos y una hija, entre ellos Guillermo, el más mayor y el gran duque heredero que sucederá a su padre Enrique como símbolo de Luxemburgo. Su amor nació en las aulas de la universidad, aunque a los padres de él se les atragantó bastante al conocer que la pareja del futuro Gran Duque era de origen cubano, de clase media y con unos padres sin renombre ni títulos nobiliarios.