Un título nobiliario para Jaime Alfonsín por 30 años de servicio y lealtad a la Casa del Rey
Sigue recibiendo innumerables muestras de reconocimiento por su lealtad, servicio y casi ausencia de vida personal
«Su Majestad el Rey, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 65.2 de la Constitución, ha tomado la decisión de relevar a don Jaime Alfonsín como Jefe de su Casa y nombrar a don Camilo Villarino para ese cargo, lo que se llevará a efecto a lo largo del próximo mes de febrero».
A día de hoy, me consta que Jaime Alfonsín está recibiendo innumerables muestras de reconocimiento por esos veintinueve años de lealtad, servicio y casi ausencia de vida personal, dadas las características de su trabajo que le ha ocupado las 24 horas del día, desde que dejara de ejercer la abogacía para entrar a servir a un veinteañero príncipe Felipe.
Es costumbre en la Casa Real española que haya distinciones nobles con las personas que han estado fielmente a su lado. La concesión de un título nobiliario lo es y con ello se estrenaría el Rey Felipe, que es una prerrogativa suya que aún no ha ejercido en los diez años que lleva de reinado.
El Rey Juan Carlos tuvo cinco Jefes de Su Casa. Al primero, que le consideraba como su padre adoptivo, Nicolás Cotoner, no hizo falta darle un título nobiliario porque ya lo tenía, marqués de Mondejar, pero sí que le concedió la máxima distinción, el Toisón de Oro. A su sucesor, sí le creó con Grandeza de España el condado de Latores, lugar de nacimiento de Sabino Fernández Campos. Como su tercer Jefe ya venía titulado, vizconde del Castillo de Almansa, lo que hizo fue vincularle la Grandeza de España al título y concederle la Gran Cruz de la Orden de Carlos III. Para los dos últimos no hay gracia nobiliaria pero sí sendas Gran Cruz de Carlos III. A Alberto Aza le nombra Consejero Privado y Rafael Spottorno es ascendido por Real Decreto a la categoría de Embajador.
Como bien puntualiza para El Debate, Carlos Pérez Fernández-Turégano, Catedrático de Historia del Derecho y de las Instituciones de la Universidad San Pablo-CEU, «los títulos nobiliarios concedidos por el rey tienen un valor simplemente simbólico y honorífico. En este sentido, hay que indicar que la posesión hoy de títulos nobiliarios no concede ningún tipo de privilegio, sino que se trata de una distinción por parte del monarca en agradecimiento a los servicios prestados bien a la persona del rey, bien a la propia institución de la Monarquía, o como reconocimiento a una trayectoria ejemplar en el ámbito en el que la persona agraciada haya desempeñado su vida. Desde 1820 un título nobiliario es y no es más que eso una preeminencia o prerrogativa de honor».
Desde luego en casi treinta años en la Casa Real, Jaime Alfonsín ha demostrado con creces reunir todos los requisitos para recibir un título, más allá de las condecoraciones o los consejos privados que pueda seguir ofreciendo. Si ello sucediera, como aclara el catedrático del CEU, Pérez Fernández-Turégano «no cabe duda alguna que la decisión que el monarca adopte al respecto de don Jaime Alfonsín, no podrá ser en modo alguno objeto de censura o reprobación, más allá del libre ejercicio de la libertades de opinión y expresión».
Concesión de títulos a políticos
Es más, Pérez Fernández-Turégano ahonda en la concesión de títulos nobiliarios a políticos que han ocupado las Altas Instituciones de España.
«En otro orden de cosas, y salvando las distancias de un empleo a otro; presidente del Gobierno-Jefe de la Casa Real, cabe señalar que los monarcas españoles, al menos en los dos últimos siglos, han recompensado los servicios prestados por los Presidentes del Consejo de Ministros o Presidentes del Gobierno, con la concesión de diversos títulos nobiliarios. En el siglo XIX, por ejemplo, Cánovas del Castillo, Martínez Campos, Sagasta, etc; o en el siglo XX, a las viudas de Eduardo Dato o José Canalejas, entre otros. Es el caso más cercano en el tiempo de los primeros presidentes del Gobierno en el período de la Transición española: Arias Navarro, quien recibió el marquesado del mismo nombre en 1976; Adolfo Suárez, recompensado por don Juan Carlos I con el ducado de Suárez, con Grandeza de España, en 1981; lo mismo ocurrió con su sucesor, Leopoldo Calvo-Sotelo, quien recibió de don Juan Carlos el marquesado de la Ría de Ribadeo, también con Grandeza de España, en 2002. De su sucesor al frente del Gobierno, Felipe González, del que se señala que rechazó el ofrecimiento realizado por el rey de un título nobiliario. También en el caso de los últimos expresidentes del Gobierno se interrumpe esta «tradición», como ocurre con Aza y Spottorno en la Casa Real, pues a partir de José María Aznar hasta la actualidad ninguno de los tres; Aznar, Rajoy y Zapatero, ha recibido título nobiliario alguno por parte del monarca.
Con independencia de estos datos, cabe considerar que si algunos expresidentes del Gobierno fueron recompensados con los señalados títulos nobiliarios por sus especiales méritos y esfuerzos en el proceso de Transición de España a la Democracia, aún más méritos acreditan los Jefes de la Casa del Rey, por su especial cercanía y fidelidad al monarca».