El motivo por el que Carlos III no quiere aclarar el tipo de cáncer que padece
Tras recibir elogios por la transparencia con la que informaron sobre su afección de próstata, ahora prefiere mantener los detalles en privado
La web Public Health England disparó sus visitas solo unos minutos después de que el palacio de Buckingham anunciase que Carlos III debía someterse a una intervención por un agrandamiento de próstata. Miles de ingleses visitaron esta página para informarse de los síntomas de la afección e interesarse por su tratamiento. La opinión pública celebró la transparencia con la que los Windsor abordaron el problema de salud del Rey. Parecía inaugurarse una nueva era para una institución en el que las enfermedades de los reyes se han manejado con mucho hermetismo.
Multitud de columnistas ingleses aplaudieron el deseo del Rey de compartir su diagnóstico para concienciar a la ciudadanía y alentar a otros hombres que experimentaban los mismos síntomas a buscar consejo médico. «Al igual que miles de hombres cada año, el Rey ha buscado tratamiento para un agrandamiento de la próstata».
Carlos III y su equipo en Palacio fueron felicitados por ser tan abiertos. «¿Fue ésta una nueva era de apertura en la casa de Windsor? No necesariamente. Esta semana hubo una historia muy diferente», se puede leer en un análisis en The Times, firmado por la adjunta al director del diario, Kate Mansey. El periódico inglés se pregunta por qué se negaron a especificar qué tipo de cáncer padece, más allá de que no es de próstata. Tampoco han informado sobre qué tratamiento estaría recibiendo el Rey, aunque se entiende que será muy especializado.
«Al elegir ser tan abiertos en un momento y no al siguiente, bien puede inspirar especulaciones no deseadas», añaden. «Esta vez se trataba de una situación mucho más grave. Existían protocolos para informar a una serie de líderes mundiales y la declaración era más opaca».
El Rey desea mantener los detalles sobre su enfermedad en privado. «Al no limitar su anuncio a una sola forma de cáncer, podría decirse que el Rey está abrazando a todos los que padecen cualquier variación de esta enfermedad potencialmente mortal». Con esta estrategia, sin embargo, corre el riesgo de hacer que muchas personas asuman que la situación del Rey es más siniestra de lo que el Palacio deja entrever. O, peor aún, que al revelar cierta información pero no toda, estén ocultando algo.
Antecedente histórico
Para contextualizar cómo se informa del cáncer de Carlos III, recuerdan un anuncio público en 2011, cuando Felipe de Edimburgo fue trasladado en helicóptero al hospital después de sufrir dolores en el pecho mientras la Familia Real se preparaba para la Navidad. Informaron de que había sido tratado por una arteria coronaria bloqueada en el Hospital Royal Papworth en Cambridgeshire y que le habían colocado un stent.
A medida que Isabel II y Felipe de Edimburgo fueron cumpliendo años, el Palacio cambió de estrategia. Cuando la la Reina se vio obligada a faltar a compromisos públicos, se informaba únicamente de que tenía «problemas de movilidad».
The Times subraya, con cierto toque irónico, que la frase más temida cuando informaban a los periodistas sobre la salud de Isabel II o su marido era: they are in good spirits, «de buen humor». «No pasó mucho tiempo antes de que la expresión llegara a tener el mismo efecto aterrador en los corresponsales reales que un ministro asediado que decía tener el 'pleno respaldo' del primer ministro, sólo para ser derrocado días después».