El inesperado desenlace del cuento de la Reina Camila
La que fuera una de las mujeres más vilipendiadas de Reino Unido asume el peso de la Corona británica tras las bajas de Carlos III y la Princesa de Gales
De villana del cuento a protagonista principal de la trama, cumplidos los 76 años. Nadie imaginó que Camila Rosemary acabaría coronada junto al Rey Carlos III, con la bendición y aprobación de Isabel II, quien antes de morir dejó todo bien atado para que ostentase el título de reina. Y mucho menos, que emergería como cabeza visible de la Corona británica, tras los diagnósticos de cáncer del Rey y la Princesa de Gales.
Epítome del sentido del deber y profesionalidad, con gran vocación de servicio público, la Reina Camila ha ocupado el vacío institucional que ha dejado su marido, quien muy a su pesar no puede cumplir con su agenda de compromisos públicos. El Jueves Santo se convirtió en la primera reina consorte en sustituir al monarca en el servicio religioso del Royal Maundy, en el que se entregan unas monedas a un grupo de jubilados, una alegoría de la generosidad de Jesús cuando lavó los pies de sus apóstoles.
También lideró la comitiva real del homenaje a Constantino de Grecia, después de que el Príncipe Guillermo cancelara su asistencia a última hora tras enterarse del diagnóstico de cáncer de su mujer. La Reina también presidió los compromisos con motivo del Día de la Commonwealth, aunque el servicio religioso sí contó con la presencia del heredero.
Sus amigos definen a la Reina Camila como una optimista por naturaleza, que siempre rema hacia adelante y desvelan su secreto mejor guardado; es la persona que más hacer reír al Rey. «La verdad es que es muy graciosa. Realmente aligera la atmósfera. No trae flores pero sí muchas risas, que es a menudo lo que Su Majestad necesita». El próximo 9 de abril, los Reyes celebrarán 20 años de exitoso y feliz matrimonio, por mucho que les pese a los que aún alaban la figura de Lady Di.
La popularidad en la calle de la Reina Camila aún no se acerca a la de Kate o el propio Príncipe Guillermo, pero recordemos que ha tardado casi 20 años en ser aceptada por los británicos, tras una inteligente campaña orquestada por el asesor de imagen Mark Bolland. Durante años circuló una falsa de leyenda de que en 1993, después de que se filtraran los detalles de su aventura amorosa con el Príncipe Carlos, los partidarios de Diana arrojaron a Camila unos panecillos en un supermercado. Nunca sucedió, ni Camila se esforzó en desmentirlo, porque antes de formar parte de la Casa Real ella ya observaba esa acertada máxima de «nunca te quejes, nunca des explicaciones».
La Reina ha encajado la enfermedad de su marido con buena cara y ganas de estar a su lado, pero consciente de que la mejor forma de apoyarlo es cumpliendo con el máximo de actos públicos para proyectar estabilidad. «Aunque no esperaba encontrarse en la posición de liderar la familia, la Reina está absolutamente preparada para hacer lo que sea necesario por la institución», revelaba días atrás una fuente de Palacio al Sunday Times. «Ha encontrado reservas de energía que ni siquiera ella creía tener, y la estimación que tienen de ella los empleados de Buckingham se ha disparado a medida que se ha puesto manos a la obra». Un sondeo reciente de YouGov indica que hoy el 50% de los ciudadanos está satisfecho con su labor.