Sale a relucir la primera mentira de Daniel Sancho en el juicio por asesinato que ha empezado este martes

Lo han metido en una furgoneta con los cristales tintados para que los medios de comunicación no pudieran fotografiar su imagen. En sala ha aparecido con pantalones cortos y camiseta de color granate claro. En los pies unas simples chanclas. Un aspecto muy alejado de lo que suelen ser los procedimientos en España conde los acusados suelen vestir de traje y corbata para dar buena imagen.

Se ha sentado en la primera fila. A su lado un policía tailandés. Mirando de frente al tribunal el juez estaba en el centro: en realidad son dos, uno mayor y uno más joven. A la derecha fiscalía y acusación y a la derecha la defensa. Detrás de Daniel, a menos de un metro se ha sentado Rodolfo Sancho, su padre. A su lado un traductor que le explica todo lo que va sucediendo.

Daniel, completamente rapado, es puro músculo. En la sesión de la mañana solo ha prestado declaración dos testigos: la dueña de la tienda donde alquiló la moto y una responsable del vertedero. Primero ha empezado preguntado fiscalía, luego defensa y por último permiten a Daniel Sancho que haga las preguntas que quiera.

El hijo del actor no estaba preparado para la eventualidad y más que preguntas hacía comentarios capciosos del estilo: «¿Cree usted que yo alquilé la moto de forma premeditada dentro de un plan?», dice personas presentes en el juicio que ha preguntado. El juez le ha corregido, le ha explicado que eso es una valoración y una pregunta capciosa y le ha invitado a que deje a su defensa la labor de interrogar a los testigos.

Daniel ha llegado muy seguro de sí mismo hay quien apunta a que incluso «sobrado». Hasta el punto que se ha dado la vuelta una vez para hablar con su padre y haciendo aspavientos ha venido a decir que la testigo no estaba ajustándose a la verdad.

Durante el interrogatorio de la dueña de la tienda de motos se ha revelado la primera mentira de Daniel Sancho. La mujer ha explicado que cuando la policía llegó a su tienda, le pidió que llamara a Daniel Sancho y le preguntara dónde estaba. La idea era detenerlo. La primera vez Daniel le dio una ubicación falsa. Los agentes fueron y no lo encontraron. Le pidieron a la mujer que volviera a ponerse en contacto con él y volvió a mentir en su ubicación. Al final se inventó que le habían robado la moto, algo que según la mujer era radicalmente falso.