La herencia inmobiliaria de Sánchez Dragó

A pesar de ser popularmente conocido por su vasta producción literaria, que incluye ensayos, novelas, crónicas de viaje y memorias, así como por sus apariciones en televisión y sus opiniones controvertidas sobre diversos temas, Fernando Sánchez Dragó siempre ideó un adiós discreto y así fue. Falleció hace un año, el 10 de abril de 2023, a los 86 años, víctima de un infarto,  en su casa de Castilfrío de la Sierra (Soria).

Padre de cuatro hijos: Alejandro, Ayanta, Aixa y Akela, fruto cuatro relaciones sentimentales diferentes, se mostró orgulloso de cada uno y aseguraba que mantenía buena relación con todos. Quizás este es uno de los motivos por los que la herencia suscita tanto interés. En el momento de su fallecimiento, el escritor mantenía una relación con la periodista Emma Nogueiro, con quien no tuvo descendencia, pero sí una relación satisfactoria de seis años, pese a la notable diferencia de edad entre ellos (se llevaban 57 años).

Sánchez Dragó dejó 40 libros publicados, un legado por el que siempre se le ha reconocido. Además, ganó un Premio Onda con El mundo por montera y el Premio Nacional de Fomento de la Lectura con Negro sobre blanco. También dirigió programas de televisión, y fue columnista y reportero. En definitiva, fue un personaje famoso que manejó una fortuna y la invirtió en propiedades con varios pisos y casas. Atesora más de diez inmuebles a su nombre, entre Madrid y Soria, que ahora pasarán a manos de sus hijos.

Castilfrío de la Sierra es un pequeño municipio de la provincia de Soria de 27 habitantes. Este precioso pueblo de Castilla y León es un remanso de paz a casi tres horas de Madrid y uno de lugares favoritos del escritor. La casa pertenecía a su padrastro y se la compró a sus hermanos por tres millones de pesetas en 1996, según reveló él mismo. Es el domicilio en el que falleció, donde pasó sus últimos años junto a Emma. Fue construida en 1807, supera los 400 metros cuadrados y se encuentra próxima a la iglesia de la localidad. Aquí vivió también con su exmujer japonesa Naoko, y por influencias de ella acaba siendo un museo Oriente-Occidente. Lo cierto es que fue restaurando esta propiedad a su gusto con el pasar de los años, lo hizo adquiriendo propiedades y terrenos de los alrededores para ampliar la parcela: «Aquí vive Fernando Sánchez Dragó, escritor y viajero, sivaíta, Caballero del Escarabajo y Gran Maestre de la Orden de Gea», se puede leer a las puertas de la casa.

A este domicilio, hay que añadir una propiedad que compró en 1998, muy cerca a la suya, de 370 metros cuadrados, donde quiso hacer una casa rural con un salón de té y una gran biblioteca que donaría al pueblo. Tenía un proyecto en mente: idear un lugar donde los visitantes pudieran encontrar la paz, la espiritualidad y donde se dieran clases de yoga y tantrismo. «Mi deseo es hacer un centro de estudios místicos. La gente podrá encontrar aquí Oriente en Soria. Será un lugar de reunión», explicó en un reportaje para El Mundo.

Más tarde, en 2001, compró una parcela de 1.300 metros cuadrados, en la localidad de Aldealices. Era terreno rústico dedicado al cultivo de cereal y tubérculo de 13 áreas de 1.300 metros cuadrados. Aquí quiso montar allí un «campamento nómada con doce tiendas de campaña a modo de yurtas para el uso y disfrute de turistas aventureros». Finalmente, algunas de sus voluntades no se llegaron a materializar. Tampoco lo hizo su idea de construir un restaurante de lujo en un viejo lavadero del pueblo.

El escritor, madrileño de nacimiento, también posee propiedades en la capital. Pocos meses antes de fallecer «adquirió en pleno barrio de Salamanca un piso de 40 metros cuadrados con intensión de alquilarlo». Añaden que, «su perfil como autónomo se ceñía al alquiler de inmuebles por cuenta propia». Además de este inmueble, Sánchez Dragó tenía otros tres. Quizá uno de los más destacados era el piso que tenía en Malasaña, y que era comúnmente conocido por estar muy cerca del palacete de los Ramírez de Haro.