Fundado en 1910

Gabriel González de Gregorio y Álvarez de Toledo es el único que ha tenido trato con su nueva hermana, Rosario BermudoGTRES

Gente

El falso relato del señorito y la doncella que revuelve el mundo de la nobleza

El relato morboso y clasista que ha tenido en vilo durante 10 años a los González de Gregorio ya tiene fecha de caducidad

Dar pábulo al relato del señorito que deja embarazada a la doncella ha servido para crear una leyenda a un caso de paternidad con luces y sombras. Acrecentado por el equívoco de meter a una Duquesa por medio. La receta del escándalo cuenta con todos los ingredientes: un señorito menor de edad, una doncella mayor que el señorito, el nacimiento de una niña, Rosario, y una duquesa famosa, la duquesa «roja», con palacio y bienes, pero que no tiene vela en este asunto.

Años después de que naciera Rosario, «el señorito» Leoncio González de Gregorio, se casa con la duquesa de Medina Sidonia y tienen tres hijos. Años antes de morir, reconoce a un joven que había tenido mientras estaba separado de la duquesa y que le pide la filiación, a lo que Leoncio accede. Sin embargo de Rosario Bermudo la familia no sabe nada. Es un secreto para los cuatro hijos reconocidos; Leoncio, Pilar, Gabriel y Javier, pero no para el padre.

El hidalgo soriano tuvo trato con su hija por medio de un abogado, pero lo mantuvo en secreto y los cuatro hijos conocieron la existencia de Rosario años después de la muerte del patriarca que sucedió en 2008. En 2014, ella pone una demanda de filiación que determina que es hija de Leoncio. En 2024, Rosario interpone demanda para cobrar su herencia.

Hace unos meses Rosario solicitaba 5 millones. Ahora pide entre 1,12 –que sería lo que le correspondería de legítima estricta– y 2,24 si tuviera derecho a la legítima ampliada, si el padre no hubiera sabido que Rosario era su hija, pero fue precisamente la nueva hermana de los González de Gregorio quien, en sede judicial, manifestó que su padre sabía que ella era su hija y que mantenían relación a través de un abogado.

Antes de que la jueza aprecie caducidad o no, tienen que espabilar todos para llegar a un acuerdo o irán a juicio en octubre. Al mismo tiempo que la nueva hermana cambia de apellidos y abandona el Bermudo, Leoncio, el que ha sido el mayor de los hermanos hasta la aparición de Rosario, ahora prefiere ser llamado Alonso.

Hablamos con Gabriel, el único que ha tenido trato con la nueva hermana.

– Su padre aparece como el señorito que abusa de la doncella y sin embargo, él era menor de edad y la madre de Rosario, una mujer mayor

– Es muy injusto que se altere una realidad para conformar un relato falso y clasista al estilo «Santos Inocentes» El inocente aquí, por la edad, era nuestro padre, que era menor cuando la madre de Rosario, una mujer adulta y mayor que mi padre, se queda embarazada.

– Rosario sabía de ustedes, pero ustedes no supieron que tenían una hermanastra hasta que ella puso una demanda de paternidad

– Saber, conocer son términos de oscuro significado. Los niños de familias disfuncionales apenas conocen nada. Por ejemplo, de niño creía que mis padres eran mis bisabuelos Julia Herrera y Gabriel Maura, con los que me crie, me llevé un gran disgusto cuando conocí la realidad.

– Cuando apareció Rosario y empezó a contar cosas, me vinieron flashes. En uno estábamos Leoncio, Pilar y yo, que tendríamos entre siete y diez años, recogiendo clavos en la Castellana después de un desfile de la Victoria, así se llamaban, apareció una señora que llamó nuestra atención y nos señaló a una niña: «es vuestra hermana» nos dijo. Cuando he visto fotos de Rosario de joven he reconocido a aquella niña. Nuestra señorita se puso a vocear llamando a la policía y la pobre Rosario y su madre salieron corriendo.

Gabriel González de Gregorio y Álvarez de Toledo, en una imagen de archivoGTRES

¿Cómo han llegado a esta situación, cuando Rosario pudo haber pedido su reconocimiento paterno en vida de su padre, como hizo su hermanastro Javier y no después de su muerte?

– Pues no se lo he preguntado, pero yo lamento que Rosario, en su día, no pidiese a nuestro padre que la reconociera como hizo Javier. Lamento también que cuando les propuse facilitar mi ADN, prefirieron hurtar la saliva de Leoncio de una botella de plástico que cogieron de su trabajo. La Justicia admitió este proceder y por eso se exhumó a nuestro padre porque ya se sabía que Leoncio y Rosario eran hermanos. Por fortuna Rosario manifestó, hace unos años (creo que fue en 2018), en la vista del pleito de filiación que nuestro padre sabía que ella era su hija. Es algo que agradecemos a Rosario, que lo afirmase, si no, hubiéramos tenido que llamar a Rappel para que contactase con el más allá.

– No quisieron su ADN cuando usted lo ofreció, lo que habría evitado la exhumación de su padre. Aún así, usted sigue ayudando a su hermanastra.

– Yo lo ofrecí antes de la demanda de filiación pero exigí un protocolo notarial previo por el que, entre otras cosas, Rosario limitase su derecho a la legítima estricta. Luego vino la demanda de filiación con el ADN de Leoncio, que ahora se hace llamar Alonso, que no lo había ofrecido y sin acuerdo notarial.

La ayudo por muchas razones. Me pongo en su lugar, que para mí no es difícil por el trato que Leoncio, Pilar y yo recibimos de nuestra madre, y también porque… imagine que Rosario muere en la indigencia…, teniendo algunos hermanos duques, (Leoncio es duque de Medinasidonia), exduques (a Pilar le quitaron el ducado de Fernandina) que se habrían «apropiado» de 1,12 millones de una hermana necesitada. A mí, ese dinero me quema en las manos y estoy deseando dárselo a Rosario con permiso de Hacienda y celebrarlo en Soria o Sanlúcar.

– El caudal hereditario de su padre se valoró muy por encima de lo q valdría ahora. ¿Eso se ha tenido en cuenta?

– La Burbuja de 2008 explotó y los precios bajaron más allá del 50%. Algunos activos se han recuperado y otros no. Sobre todo en la España vaciada, que es donde están las tierras e inmuebles heredados. Son los «riesgos de mercado». La Ley no contempla esto ni a favor ni en contra. Si pagamos en dinero estaremos pagando el doble de lo q correspondería de acuerdo con una valoración actual.

Si se aportan bienes, computarán por el valor de testamentaría de 2008. Si esos bienes han subido en estos años: mejor para Rosario. Si han bajado: malo. Por eso, en su demanda, Rosario pedía dinero, no bienes.

¿Qué acuerdo propone para acabar con este asunto que comenzó con una demanda de filiación y posterior reclamación de herencia?

-Propongo que Pilar, Leoncio, Javier y yo entreguemos a Rosario bienes por unos 280.000 euros cada uno. Quien pueda entregar dinero, mejor. Quien no; otros bienes de la herencia. Me gustaría que la valoración actual del conjunto de bienes a entregar fuera igual al valor en testamentaría, para no perjudicar a Rosario. Lo q no es fácil por la distinta evolución del valor de mercado de los bienes.

¿Por qué pagan, en el principio de acuerdo, todos igual, cuando no han heredado lo mismo?

-Entiendo que los derechos de Rosario se limitan a la legítima estricta. Además, se trata de un acuerdo. Todos debemos ceder. En su día, Pilar se equivocó, me pagó de más. Ella no sabía de la existencia de Rosario y sus circunstancias. Como no me parece correcto que la Heredera Universal asuma la parte que me dio y que hubiera correspondido a Rosario, si hubiera sabido de su existencia… pues la pongo yo.

Ha propuesto un acuerdo a sus hermanos que favorece a la nueva de la familia, Rosario

– Una vez q acabe el juicio, ¿tiene intención de hacer vida familiar con su nueva hermanastra?

– ¿Vida familiar? No sé. Tratarnos, imagino que sí. Dependerá de ellos y de que nos caigamos bien, que parece que sí. Aunque siempre tendremos distintos Parnasos. Ella adora a Fernando Osuna (su abogado), por ejemplo, pero yo no.

– Por cierto, su hermana Pilar me afirmó hace tiempo que no se sentía monárquica, ¿y usted?

– Bueno, yo era monárquico que es algo como ser del Rayo Vallecano, o del Cádiz, hasta hace poco... Ahora me sitúo en una empresa familiar y si el primogénito sale rana, arruina a toda la familia. No sé si, desde ese punto de vista, me puedo permitir seguir siendo «royalista». En nuestro caso se demuestra que el sistema primogenitista es cerril.