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Así es Balmoral por dentro: la joya de la Corona inglesa donde murió Isabel II y que ahora abre sus puertas
Situado en las Highlands escocesas, es el principal lugar de retiro de los Windsor
Margaret Thatcher detestaba visitarlo. Harold Wilson, en cambio, adoraba las barbacoas que los Windsor organizaban. Lady Di encontró en él a un Príncipe que se convertiría en su futuro marido, e Isabel II falleció entre sus muros. El castillo de Balmoral tiene un lugar especial en el imaginario popular inglés gracias a todas las historias que la Familia Real han vivido en él. Gracias al Rey Carlos III, ahora, podremos verlo por primera vez y de forma exclusiva .
En un claro reflejo de hacer las residencias reales más accesibles al público, Carlos III ha decidido abrir al público parte de esta joya de piedra situada en las Highlands escocesas, donde han pasado gran parte de sus vacaciones de Navidad y verano. Hasta el domingo 11 de agosto, uno puede explorar los jardines, tomar el té de la tarde, disfrutar de diferentes exposiciones y hacer una expedición por los jardines.
Que tenga un periodo de apertura tan limitado responde a la necesidad de Carlos III y la Reina Camilla de disponer de la propiedad para retirarse a ella en la época estival. Libres de deberes reales, los royals pueden montar a caballo, acechar ciervos o pescar en el río Dee que atraviesa la finca.
Allí, además, alargarán su estancia hasta el mes de septiembre, cuando la tradición manda que el primer ministro de turno visite la propiedad y supere la prueba de estar con la familia al completo. Por ejemplo, Tony Blair, en sus memorias, describió la visita anual como «una vívida combinación de lo intrigante, lo surrealista y lo absolutamente extraño», y recuerda que le servían bebidas con la fuerza del «verdadero combustible para cohetes».
Sin embargo, lo que convierte en especial a esta finca de 20.000 hectáreas es su vínculo con el origen de la Corona Inglesa. El Príncipe Alberto adquirió el castillo como regalo para su mujer, la Reina Victoria, en 1852, y desde entonces, se ha convertido en el lugar de retiro para La Firma. La Reina Victoria encontró la casa «pequeña, pero bonita» y escribió en su diario que «todo parecía respirar libertad y paz, y hacer que uno se olvide del mundo y sus tristes turbulencias».
Como su mujer, el Príncipe Alberto consideró que la propiedad original era demasiado pequeña y pronto se construyó un nuevo castillo de mayores dimensiones en su lugar y con las torres con «forma de pimentero», características del estilo señorial escocés. Además decoraron las estancias con tartanes y asistieron anualmente a los juegos de las Highlands en Braemar, creando así una marca real para Escocia.
El nuevo recorrido que ahora se puede visitar incluye un acceso al famoso salón de baile del castillo, con sus tres grandes lámparas de araña colgando del techo y las astas de animales disecados revistiendo los paneles de madera de las paredes.
Otro punto destacado y divertido es el vestíbulo de los pajes, el alojamiento exclusivamente masculino del personal. El femenino, por su lado, acoge el nombre de vestíbulo de Finch. Sin olvidar, además, el salón formal.
A diferencia de las salas de estado más reconocibles del Palacio de Buckingham, donde la monarca ha nombrado a sus 14 primeros ministros anteriores, las salas de Balmoral rara vez se revelan. Por eso, cuando la difunta reina nombró a la nueva primera ministra Liz Truss en septiembre de 2022 en el salón formal del castillo con alfombra verde, sofás verdes a juego, silla de tela con estampado de hojas, chimenea y pinturas antiguas con temas equinos en las paredes, pudimos echar un vistazo al interior de su lugar de retiro favorito.
Días después, la monarca perdería la vida en esa misma finca a la que se retiraba siempre que tenía ocasión. En ella guardaba momentos especiales de su vida como cuando Felipe de Edimburgo le propuso matrimonio en sus jardines en el verano de 1946.