«Julio Iglesias prepara la sorpresa del verano»
Una famosa casa de burbujas celebra sus 75 años y reactiva su afamado eslogan
En 1997 la gira de conciertos de Julio Iglesias estaba patrocinada por la gaseosa La Casera. Sí, ni baldosas, ni bombones, ni relojes, que el divo anunciaba como complemento a su carrera musical pero que llegarían después de las burbujas. Una gaseosa cero calorías, como le gustaba a un esteta como Julio Iglesias, asumía la gira de conciertos del divo.
- Y la expectación comenzaba con un mensaje encriptado; «Julio Iglesias prepara la sorpresa del verano». La sorpresa no era otra que su afamada gira musical. No sucedió nunca en esos conciertos de Julio Iglesias, las burbujas estaban aseguradas y los llenos para ver al cantante fueron absolutos.
Ahora la casa de burbujas celebra sus 75 años y reactiva su afamado eslogan pero no cuenta con el astro Iglesias porque ya no canta, ni hace giras y prefiere vivir en sus paradisíacas casas americanas.
Cumple 75 años y lo hace gracias a un francés que se especializó en bebidas carbonatadas, Francisco Duffo que se enamora de una vasca, Victoria González y deciden instalarse en Barcelona. El mayor de sus cinco hijos, Félix, decide emular al padre y fundar su propia empresa de bebidas espumosas, pero lo hace en Madrid y le llama La Casera, apelando a la idea de familia y hogar. Y lo hace con un préstamo bancario de 300.000 pesetas del año 1949, que era mucho dinero. Quiere un refresco suave, burbujeante, transparente y apto para todos los consumidores y además, que se pueda mezclar, por ejemplo, con vino. Y despega como la espuma. Llegaron a tener 53 fábricas repartidas por toda España.
Los Duffo patentan su clásica botella con un tapón muy original, era mecánico de porcelana y goma y se convierten en precursores de la economía circular porque sus envases se reciclaban. Si llevabas la botella vacía te descontaban el importe del envase en la siguiente compra. Así nadie tiraba una botella.
Ahora, esos envases, además de codiciados por los coleccionistas, se exponen en los museos de diseño. Gracias a los Duffo, que vendieron la empresa con el cambio del siglo y ahora pertenece a una multinacional japonesa con una curiosa filosofía zen empresarial, el Tinto de verano (con nuestra uva tempranillo, por favor) y la clara de cerveza son los imprescindibles del verano y una fuente inagotable para la exportación.