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Carmen Duerto
Carmen Duerto

El reloj de 43.000 euros del «obrero» Maduro y sus gafas francesas de lujo

El aspecto de rico rapero está alejado de sus arengas contra los apellidos y el imperialismo que tanto menciona en sus discursos populistas

Actualizada 04:30

Nicolás Maduro anunciando el resultado de las elecciones

Nicolás Maduro anunciando el resultado de las eleccionesAFP

Nicolás Maduro, un antiguo conductor de autobuses y dirigente sindical, que ocupa la Jefatura de Gobierno de Venezuela, no duda en arengar a sus acólitos con un reloj de rico y unas gafas francesas de lujo.

Cuando Hugo Chávez lidera la asonada militar contra el presidente Carlos Andrés Pérez, la vida del hombre que transportaba en su ruta urbana a caraqueños por la ciudad, cambia. Nicolás Maduro pasa del sindicalismo obrero a la carrera política como parlamentario y vicepresidente de Chávez. Asciende rápido. El dictador militar lo nombra su sucesor, tres meses antes de morir en Cuba a donde viaja para ser tratado sin éxito de un cáncer.

Nicolás Maduro, como siga ganando elecciones de la forma en la que las «organiza», va camino de superar en el poder al dictador Juan Vicente Gómez, que estuvo 27 años al frente de Venezuela. Los chavistas acumulan ya 25 años de poder absoluto, sin oposición porque la eliminan. El ex conductor, autonombrado Comandante en Jefe de la República Bolivariana, no tiene el carisma de su mentor, de ahí que siempre le tenga presente en sus discursos.

Maduro insiste en declararse un hombre común, un boliviariano más e incluso un «presidente obrero» que acata «el poder soberano electoral de Venezuela, que recibo con humildad de obrero, eso es lo que no me perdonan los apellidos ni el imperialismo». Pero tendría que ser un obrero muy bien pagado y con cinco trabajos más porque sino sería imposible, con los sueldos de la castigada Venezuela, que pudiera llevar en su muñeca un reloj Hublot que pasa los cuarenta mil euros y unas gafas Off White de lujo francesas que rondan los cuatrocientos.

CARACAS (VENEZUELA), 28/07/2024.- Fotografía cedida por Prensa Miraflores del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ejerciendo el voto durante las elecciones presidenciales, este domingo, en Caracas (Venezuela). EFE/PRENSA MIRAFLORES -SOLO USO EDITORIAL/NO VENTAS

Fotografía cedida por Prensa Miraflores del presidente de Venezuela, Nicolás MaduroEFE

Un obrero venezolano no puede pagar esas cifras por esos dos objetos carísimos que llevan los raperos ricos. Quizás sí podrían aspirar al uniforme de las arengas publicas del presidente, el chándal bandera venezolana, pero al reloj y a las gafas es imposible, ni siendo de imitación made in China. Esa misma China que es tan amiga de la actual Venezuela.

Esas gafas blancas que Maduro llevaba puestas cuando se autoproclama presidente de su república bolivariana y que luego, les arrojó a los acólitos que le jaleaban, son de la marca Off White. Una enseña que nació en 2013 fundada por el que fuera director creativo de alta costura en Louis Vuitton, Virgil Abloh. Un diseñador de moda urbana, que vendió su marca ocho años después al conglomerado de lujo francés, LVMH (Louis Vuitton Möet Hennesy). Las gafas cuestan unos 400 euros y él no dudó en un amago caciquil de quitárselas y tirárselas al público que le jaleaba. Así a lo loco, como si le sobrase el dinero.

El reloj que lucía en su muñeca izquierda (quizás para evitar que se lo birlen en los saludos) es un modelo King Gold con una aleación especial y ronda los 45.000 euros. Lo ha usado en más ocasiones, pero la noche del domingo al lunes, con el chándal bolivariano y las gafas blancas francesas, le daban ese aspecto de «obrero» rico rapero un tanto alejado de sus arengas contra los apellidos y el imperialismo que tanto menciona en sus discursos populistas.

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