El último verano de Carlos Goyanes en Marbella

El funeral en Madrid por el alma de Carlos Goyanes será el próximo lunes 23 de septiembre en la iglesia parroquial de San Agustín, en el distrito de Chamartín, a las 20.45 horas de la tarde. Ese día los familiares y amigos del empresario podrán presentarle sus respetos y acompañar a su viuda, Cari Lapique, y a sus hijas, Caritina y Carla. La historia de amor de la pareja no termina con estas honras porque sus cinco nietos se encargarán de seguir velando por la memoria de un abuelo que ha sido imprescindible en sus vidas. «La prioridad de Carlos ha siempre su familia. Era impresionante como padre y como abuelo. Su máxima ilusión era estar con sus nietos».

Y pasando su último verano en su casa de Marbella, disfrutando con sus hijas, mujer y nietos, es como se ha ido. Algo que aún trata de hacerse a la idea su esposa «ha sido muy inesperado porque Carlos estaba fenomenal y además, pasando un verano encantado con sus nietos y con nuestras hijas. Nuestro único consuelo es que no se ha enterado de nada, no ha sufrido».

El regreso al piso madrileño, donde todo quedó como Carlos Goyanes lo dejó, antes de iniciar las vacaciones en Marbella, es duro, muy duro para su viuda, Cari Lapique «era una persona con un gran corazón y súper discreta». Y desde luego que lo era porque el matrimonio ha tenido siempre una apretada agenda social y a Carlos pocas veces le veías haciendo acto de presencia en esos eventos. Cari es una mujer optimista, cercana, discreta, muy amiga de sus amigos y algo difícil en ese trepidante mundo social, una gran confidente e imprescindible en la agenda madrileña.

Una agenda que ahora le costará retomar. El duelo hay que pasarlo, sentirlo y dejar marchar con amor lo que se ha perdido en la tierra «qué te voy a decir del que ha sido mi único amor durante 53 años, de los que 49 estuvimos casados y previamente fuimos novios 4 años». Desde luego que aquella relación que muchos no daban por segura, ha sido una historia de amor hasta el final.