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Manu Tenorio y su mujer, víctimas de okupas
Comparten la angustia de la okupación con otros personajes famosos como son Carlos Herrera y Daniel Guzmán
La situación que están viviendo Manu Tenorio y su esposa Silvia Casas es indignante y pone en evidencia una de las mayores injusticias que miles de personas enfrentan en España.
La pareja, dueña de una vivienda en Sanlúcar de Barrameda, se encuentra atrapada en un auténtico infierno desde hace más de un año, al ser víctimas de una de las plagas más desgarradoras del país: la okupación.
Lo que hace que este caso sea aún más frustrante es que no se trata de una okupación tradicional, sino de lo que se conoce como «inquiokupas», personas que inicialmente acceden a la propiedad bajo un contrato legal, pero que, una vez instaladas, dejan de pagar y aprovechan las grietas del sistema para quedarse de forma indefinida.
Silvia Casas, visiblemente afectada, compartió su desesperación en una entrevista con El Español. «Llevamos así un año. Es un matrimonio con niños y como se saben la ley, tienen todas las de ganar. Mientras tanto, nosotros seguimos pagando la hipoteca. Y a ver qué pasa si no pagas un mes…», afirmó con impotencia.
El proceso judicial avanza con una lentitud exasperante, dejando al matrimonio en una situación desesperada. Para Manu Tenorio, el desgaste no es solo económico, sino también psicológico. Su abogado, Samuel Morales, ha declarado que el cantante está sufriendo serios problemas de salud mental a causa de esta pesadilla, algo que también está afectando a su carrera profesional.
Otros casos
En otro caso, hace unos meses, el actor Daniel Guzmán también vivió un episodio similar, viéndose arrastrado a la desesperación hasta el punto de intentar expulsar él mismo a los okupas de su propiedad, lo que le acarreó problemas legales.
Mónica Hoyos, conocida por su relación con Carlos Lozano, no se quedó callada ante la injusticia que le tocó vivir. En sus redes sociales contó como, de un día para otro, una inquilina dejó de pagarle el alquiler de su propiedad, sumiéndola en un caos del que, lamentablemente, no es fácil salir. Según Hoyos, el inquilino de su propiedad le adeudaba cerca de 10.000 euros por varios conceptos, «incluyendo lo que ha dejado de pagarme, los gastos de comunidad, agua, procesos legales, las mejoras que no he podido realizar en la casa y los impuestos que debo cubrir».
Carlos Herrera, uno de los periodistas más reconocidos de España, también confesó haberse enfrentado a los okupas en su residencia de Mataró, Barcelona. Lo que debería haber sido un hogar se convirtió en el blanco perfecto para los delincuentes que, al detectar que el edificio estaba quedándose vacío, decidieron entrar a su antojo. Según relató el propio Herrera, el lugar se vació como tantos otros de la zona, lo que facilitó que los okupas se adueñaran de su piso de alquiler.
Lo más indignante de la historia de Herrera es que, a pesar de denunciar la situación, la respuesta fue desesperantemente lenta. La policía tardó tanto en actuar que, cuando finalmente llegaron, los okupas ya eran muchos, organizados y hasta se atrevieron a enfrentarse a las autoridades. Aunque al final lograron desalojarlos, la experiencia no deja de ser un claro reflejo de la impotencia que sufren miles de propietarios en toda España.